sábado, 28 de marzo de 2015

Ecribir como si ya estuvieras muerto.


 
Escribir como si ya estuvieras muerto.


    
Digo yo que otorgarle a alguien un premio literario no implica necesariamente la obligación de aceptar ese criterio de jurado como si fuera una verdad como una casa. El caso es que será que uno ha ido por la vida leyendo y leyendo y sobre la ruta ha formado un criterio estético quizá no tan sólido como afín a sí mismo, o será que no me regocijan las traducciones, o será que no llega mí sensibilidad a la altura de Transtromer, o que simplemente para gustos los colores, lo cierto es que no me parece la poesía del sueco, no digamos ya a la altura del honor “nobelero” que se le concede, sino incluso a otras de menos vértigo. Para no ir lejos y mencionar al azar, los cubanos Eliseo Diego y José Lezama Lima, los españoles José Hierro y Leopoldo María Panero, los norteamericanos Ezra Pound y Robert Frost, me parecen poetas muy superiores al nórdico aun cuando fueron ignorados soberanamente por la academia sueca. Leía incluso hace un par de días unos textos del cubano Rolando Sánchez Mejías (aún en el reparto de las minorías) que me parecieron, por una milla larga, superiores a todo lo que he leído del nórdico. ¿Dónde está la fórmula sensible, el asidero estético – no solo verificable sino además de magnitudes ultra – que justifica ese pedestal de hormigón armado donde han colocado, entre otros, a Tomas Transtromer? En realidad no hay respuesta y poco importa porque, para decirlo como Gombrowicz: uno debe escribir como si ya estuviera muerto. ¿Llegó Transtromer a tanto?

 
 


 
    

 

sábado, 21 de marzo de 2015

A propósito de hoy.


 
A propósito de hoy.

         La tristeza suele ser más intensa que la felicidad. Y más creativa. Siendo así, no debería ser hoy, Día internacional de la Poesía, en la raíz del árbol un día feliz. Aunque sí en los frutos. No hay fruto artístico más feliz que un buen poema. Si un pintor, consciente o no, peca de torpe o ingenuo, pues ahí están el naif y otros recursos para salvarlo. Si un bailarín cae, se para y sigue. Si un grupo de jazz no se acoteja sobre el escenario no hay problemas, eso es el jazz, un solo de conjunto. Incluso puede una novela tropezar en un capítulo, y levantarse al siguiente. Pero si un poema yerra no hay naif, ni jazz ni capítulo posterior que lo levante. Es basura y punto. La poesía es, por tanto, la más rigurosa de las artes. Requiere un trabajo de orfebre y milimétrica precisión que no concede  dádivas al error. El arte en general es el mejor parto del espíritu, de la sensibilidad. La consecuencia es quizá lo único que nos dignifica como especie: el andamiaje estético de la humanidad. La poesía es el arte en su estado más puro.

miércoles, 18 de marzo de 2015

Suicidas atemporales.


 
Suicidas atemporales.
       Hace unos días leí algunos textos de Pablo Escobar y pensé entonces en el catálogo de suicidas que alimenta la poesía cubana: Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, José Martí y Carlos Pío (ambos disfrazando de patriotismo el suicidio), René López, Hugo Ania Mercier, Luís Marimón Tápanes, Raúl Hernández Novás, Juan Francisco Pulido, Jesús Manuel Suarez Estrada (la lista es más extensa) Gente que se aplicó con rigor, mientras no fue insoportable el peso de la carga, a aquellos versos del propio José Martí: Yo te quiero, verso amigo/porque cuando siento el pecho/ya muy cargado y desecho,/parto la carga contigo. Gente que dejó, por mano propia, en algún lugar el cuerpo. Pero la poesía sigue en pié. Bajo estas líneas un texto de Raúl Hernández Novás.
 
Da Capo (Raúl Hernández Novás)

IV
El que ibas a ser está esperándote.
¿Qué le dirás, ahora que has crecido?
¿Qué dirás cuando mida tu estatura?
Ibas a ser astrónomo, guardián
de las nubes y sus blancos castillos.
El que ibas a ser está esperándote.
Alta la mano admonitoria. seca
la mirada de juez que nada ignora.
Ahora mismo tienes que acudir
a la cita. Sin duda no has crecido.
Eres aquel que iba a ser marinero,
héroe, payaso, domador de fieras,
mago con una rosa, equilibrista.
Todo, menos la estatura del árbol
que hacia el río se inclina para dejar un fruto,


El que ibas a ser está esperándote.

Habrás de caminar para encontrarlo.

Sea leve tu tránsito, sea leve.