lunes, 23 de marzo de 2009


Lo de menos es la prisa.

Lo de menos es la prisa, acelerar sobre el límite, zigzaguear adelantando vehículos. Lo que importa es marcar un paso estable, cadencioso, que te permita reconocer el tableteo de tu chopper y disfrutarlo, lo mismo en la solitaria inflamación vial que dentro de la manada. Lo que importa es la empatía, saberte en comunión con ese grupo de fieles y con tu máquina, sobre todo con tu máquina. Lo que importa es la sensación de libertad, el choque frontal entre tus ojos y la realidad, pero sin ánimo de interpretarla, desvirtuada siempre por el prisma de tus lentes clásicos. Lo de menos es llegar – ¿a donde? –, si el lugar de destino es justo ahí, sobre la motorcycle: los brazos descansando, relajados, tras el volante, las manos puliendo las guantillas sobre los mandos mientras el cuerpo reclinado, cómodo, acaricia el sol con la chaqueta, y las piernas, bajo el jean, se adelantan hasta los soportes y allí colocan el tacón de la bota o la sandalia como gesto y rutina deferente. Lo de menos es sentirte vigente para el ojo público. Lo que importa es compartir el argumento contigo mismo, trasladar el ímpetu a la chopper, coquetear con el asfalto, dejar el Mundo atrás, y siempre, siempre, acariciar el tableteo poderoso de la motorcycle. Lo que resta no suma, lo que inhibe no compete, la mesura te devuelve a la cordura. Lo que importa es lo que vas sintiendo ahora, los kilómetros que vas vaciando cuando el cromo se calienta sobre la carretera y la chopper resplandece bajo el ágora celeste. Lo que importa es la polea que arrastra hasta la llanta posterior cada uno de tus pensamientos, la delicada firmeza de esa rueda delantera y su abanico refulgente, nítido, niquelado. Lo que importa es saberse perdurable como el foco-bala. Lo que importa es reconocer el pasado desde un espejo retrovisor “costumizado” (custom-built). Lo que importa es advertir que cabe ahora el Universo entero en la distancia milimétrica que separa el guardabarros trasero del corpulento neumático. Lo de menos es la prisa, acelerar sobre el límite, llegar, sujetarse a la mesura. Lo que importa y cuenta ahora es agrandar el corazón para que quepa y marche desde allí tu compañera mecánica, y siempre, siempre, siempre, vaciar kilómetros acariciando en tu oído el tableteo poderoso de la motorcycle.