domingo, 10 de mayo de 2009


Querida Madre

Lo que soy y seré te lo debo a ti, Madre querida, y a mi querido Padre. Si estoy aquí, si no me han aplastado las circunstancias ni la fetidez logró contaminarme, ha sido porque tú no me has faltado nunca Madre querida, aunque tu ausencia temporal comprima este pecho y parta la humedad que provoca la distancia, estas mejillas a veces temblorosas. Si no he flaqueado Madre no es por mí. Si mi dolor te hiere, me hiere a mí. Si alguien te agrede me ofendo yo. Si algo te alegra Madre, también sonrío yo. Si me faltaras faltaría yo. Tan lejos de ti, donde tú vayas allí estaré yo.