jueves, 27 de noviembre de 2014

Juegiving


 
Juegiving

         Un día, en la era del bronce, me di un atracón de guanajo y me indigesté. Mi abuela (paterna) sentenció el asunto diciendo que “ese animal” me hacía daño, que no podía comerlo más. Palabra santa –  y alma también – la de mi abuela paterna. Pero hace casi un año vivo en los Estados Unidos y hoy me estreno en sangibi (que esto es Miami) y en patio ajeno con guanajo a doble ración porque habrá un pinareño en el convite. Así es que quizá la noche se insinúe conversadora aunque alguno de los presentes la cierre bailando y gozando con la Orquesta Sinfónica Nacional de Hialeah.