domingo, 24 de febrero de 2013

Al pairo.


Al pairo.  


       Una clepsidra calando el tiempo gota a gota. Un sicomoro lezamiano bajo el cual sentarse a leer una carta. Clepsidra o sicomoro; no es la imagen inscrita al objeto ni su contexto lo que realza la sentencia. La poiesis, su alumbramiento, está en la cobertura oral, en el tamiz auditivo que recubre la secuencia de signos, en los pliegues silábicos que como un hule revestido de cera formarán las palabras. Y vuelvo atrás, a ese vapor en slow motion que me permite caldear en el éter cada vocablo: C-l-e-p-s-i-d-r-a, s-i-c-o-m-o-r-o. (De mi libro “Cuerpos de racha”)