¿…? a veces tiene ganas de acompañar.
Hoy es uno de esos días en los que emocionalmente uno se vuelve un trapo, un harapo; pero claro, sin causa visible porque no es causa pública. Lo cierto es que estos ciclos – contradicción incluida – son más disfrutables de lo que desearía. Ayer, estreno de etapa, comencé a escribir algo ¿un cuento? de lo que ya tengo la idea “redonda”. No obstante, es harto evidente que en enorme porciento de labor ¿creativa? el derrotero toma guardarrayas que va señalizando, mientras avanza, la propia historia. Aquí les dejo lo que pudiera ser el comienzo. No hay soneto, no hay redondilla, no hay décima a la vista; pero si alguien quiere, puede tomarlo como pie forzado y mire usted a ver lo que sale. Yo haré mi parte, pero no comenzaré - seguiré - hoy. También dejo por acá una canción de Luis Eduardo Aute que, es obvio, me gusta. Es algo irónico, risible; la mujer en la que pienso cuando escucho esta canción, ahora mismo en quien menos piensa es en mí. Tal vez alguien comparta el gusto conmigo, por la canción quiero decir, y también por la mujer, que no soy el único habitante del planeta...Ahh, casi olvido la respuesta a la ecuación del título. ¿...?: la soledad.
Miró a la empleada un rato largo; la vio rondar entre las mesas del salón como si paseara, como si bailara con la música de su propio cuerpo. Buscó sus ojos pero no los encontró, siguió torneando su figura con la mirada. Pagó la cuenta sin dejar de contemplarla, salió a la calle sin dejar de pensarla…