Sigue la pausa en el
devaneo, nuevo acápite musical.
Haciendo un alto – prolongado
– en cualquier otro tipo de devaneo, vacacionando diría mejor, e insistiendo,
metiendo la pata a fondo (con abundancia de gerundios y participios incluidos) en el acápite musical de este hijo disperso,
sin peso, que he parido yo bajo el nombre Deconstruyendo mi herencia; - y que
dentro de poco deberá comenzar a ir a la escuela pues ya se acerca a los 5 años
de vida - me encamino una vez más por sonora senda y aquí les cuelgo reseña y
video sin mayor dilación… Hace más de una década conocí a Yrak Saenz, fundador
de Doble Filo, en uno de aquellos festivales de hip hop que se hacían en San
José de las Lajas, La Habana, con el objeto de agrupar y promover lo mejor de ese
movimiento no solo musical, sino también social, en el Occidente cubano. Gracias
a Yrak mi perspectiva, digamos, ideológica sobre el hip hop, dio un giro de 180
grados: comencé como uno más entre los escépticos al género y poco falto para
convertirme en uno más entre sus adictos. No era cualquier cosa la misión que me
convocaba en aquellos festivales que año tras año se repetían, y no era
cualquier cosa porque escoger la mejor de las letras, una, única, indivisible y
no multiplicable entre los temas a concurso representaba una bronca de tres
pares con los ejecutantes de los temas defenestrados aunque fueran, también,
buenos temas. Más de una vez, a plaza llena, Doble Filo cerró los 3 días de
festival. Y ver a Yrak, leyenda ya desde aquel entonces en el hip hop cubano, moviéndose,
ametrallando, martillando sin pausas sobre el escenario, era un lujo que no
podía darme el lujo yo de pasar por alto…Creo que alguna vez escribí algo “sobre
esto” o similar, aquí en este hijo mal atendido (y dale con los participios)
que parí con el cerebro aunque a veces parezca que salió por el orto, pero
en fin: ¿dónde se ha visto que un hijo no haga lo que su padre/madre le ordena?
Aquí debajo, un tema de Doble Filo.