sábado, 20 de febrero de 2010



De Nirvana a la nada.

Hace un par de horas, dándole duro al mando del TV, me detuve en un canal musical que transmite desde México: TeleHit. Compartían imagen y sonido la voz de un tipo ahí, que hablaba toda la mierda que cabe en una boca humana, con excelentes fotografías de peces que habitan en las profundidades marinas. Ninguna relación, ningún punto de contacto entre imagen y sonido. Después, algo que pretendió ser un spot con poco rubor y mucho desenfado para anunciar algo así como un “cuéntame tu vida”, psicóloga mediante, terminó siendo una caricatura circense en la que una rubia flaca con huesos bien puestos y un rostro felizmente caucásico, se movía de un lado a otro de la pantalla como vulgar meretriz alcoholizada. Fueron minutos para colorear el absurdo y me pregunto si es esa la intención de los productores, guionistas, directores y directivos del canal. El colofón al desatino mediático llegó en forma de tema musical con video clip: dirán ellos que si hay que cagarla pues que sea en grande ¡! My Chemical Romance es el nombre de pila y de orinal del grupús-culo que cerró el desacierto ¿premeditado? En rigor, este romance con química es algo tan pestilente como el tufo resultante de la mezcla de todos los elementos de la Tabla Periódica de Mendeleiev, por lo que ni siquiera me tomaré el trabajo de enlazar a youtube la porquería sonora. Famous Last Words, es el nombre del anti tema y lo recomiendo para aquellos que quieran pasar un mal rato y dilapidar minutos de vida. Casi en el inicio de la canción el tipejo dice “no hay nada que pueda decir” y justo ahí debió sonar el último acorde. Para los que se atrevan a buecar y ver el video, les recomiendo detenerse en las 2 o 3 ocasiones que el gritón de turno coloca su mano derecha, abierta con los dedos extendidos sobre su pecho, para después extender el brazo miserable en gesto ídem al de los hitlerianos. Es obvio que este mentecato ha practicado esa mueca con denuedo frente a su espejito mágico. No menos preocupante es el divorcio evidente entre la boca del tipejo y los cepillos, pastas e hilos dentales. Ahhh, y para romper guitarras con originalidad sería necesario que Kurt Cobain dejara de formar parte de la mayoría. A este muchachito le sienta mejor la ruptura de los tallos de las plantas del jardín de su vecina.