T. S. Eliot: la poesía.
Vuelvo a Eliot con la
misma constancia que regresa el peregrino al templo en el que a su deidad
venera. ¿Y no es un templo acaso la poesía de T. S. Eliot? Incluso el drástico
Pound – para quien solo hemos tenido desde que el mundo es mundo tres o cuatro
poetas que valgan la pena – le admiró: diablos,
el tipo sabe escribir, dijo en un
ensayo que al yanqui naturalizado inglés dedicó después de leer Prufrock (1917), el primer libro de
Eliot. Let us go then, you
and I / when the evening is spread out against the sky / like a patient
etherised upon a table / let us go, through certain half-desert streets. (Vámonos pues, tú y yo / cuando se tiende la tarde contra
el cielo / como un paciente anestesiado sobre una mesa / vámonos, a través de algunas
calles semidesiertas) Así comienza La canción de amor de J. Alfred Prufrock, y el discurso casi narrativo
se despeñaba como una cascada de palabras en verso libre y en verano lluvioso. No
era para menos el arrobo de Ezra. En 1920 llegó el segundo libro de Eliot: Poems, en el 22 The Waste land (La tierra baldía), The Hollow Men (Los hombre huecos) en 1925, y la apoteosis a partir
de 1930 con Ash Wednesday (Miércoles
de ceniza), Choruses from “The rock”
(Los coros de la roca) 1934, y sobre todo: Four
Quarters (Los cuatro cuartetos) 1943. Poesía seria, contenida, pero
sarcástica y suelta al mismo tiempo: He
who was living is now dead / We who were living are now dying / With a Little patience
( El que vivía ahora está muerto / nosotros que estuvimos viviendo ahora
estamos muriendo / con un poco de paciencia); poesía con una religiosidad
notable pero siempre dejando una puerta abierta, como al descuido, a la duda razonable:
Because i do not hope to turn again /
Because i do not hope / Because i do not hope to turn. (Porque no espero ya
otra vez volver / porque no espero ya / porque no espero ya volver) Poesía que
imbrica en un solo cuerpo el rigor de un estilo culterano pero sencillo, diría yo que seco en su dureza, pero fluido y
hasta lírico en su consecuencia: There is
the empty chapel, only the winds home. / It has no Windows, and the door swings,
/ Dry bones can harm no one (ahí está la capilla desierta, hogar solo del
viento. / No tiene ventanas, la puerta se mece, / los huesos secos no le hacen
daño a nadie) Poesía del modernismo anglosajón, que en época y criterios nada
tuvo en común con el nuestro porque el momento de Eliot era el de las vanguardias.
Vuelvo una y otra vez sobre los libros de T. S. Eliot, aunque leerlo me
paraliza un poco, me devasta. Creo que el hombre conoció en vida la magnitud
del petroglifo que, en palabras, estaba esculpiendo, y creo también que más de
una vez pensaría: después de mí, a ver qué mierda se les ocurre hacer.