martes, 16 de octubre de 2012

T. S. Eliot: la poesía.


 
T. S. Eliot: la poesía.
        Vuelvo a Eliot con la misma constancia que regresa el peregrino al templo en el que a su deidad venera. ¿Y no es un templo acaso la poesía de T. S. Eliot? Incluso el drástico Pound – para quien solo hemos tenido desde que el mundo es mundo tres o cuatro poetas que valgan la pena – le admiró: diablos, el tipo sabe escribir, dijo  en un ensayo que al yanqui naturalizado inglés dedicó después de leer Prufrock (1917), el primer libro de Eliot. Let us go then, you and I / when the evening is spread out against the sky / like a patient etherised upon a table / let us go, through certain half-desert streets. (Vámonos pues, tú y yo / cuando se tiende la tarde contra el cielo / como un paciente anestesiado sobre una mesa / vámonos, a través de algunas calles semidesiertas) Así comienza La canción de amor de  J. Alfred Prufrock, y el discurso casi narrativo se despeñaba como una cascada de palabras en verso libre y en verano lluvioso. No era para menos el arrobo de Ezra. En 1920 llegó el segundo libro de Eliot: Poems, en el 22 The Waste land (La tierra baldía), The Hollow Men (Los hombre huecos) en 1925, y la apoteosis a partir de 1930 con Ash Wednesday (Miércoles de ceniza), Choruses from “The rock” (Los coros de la roca) 1934, y sobre todo: Four Quarters (Los cuatro cuartetos) 1943. Poesía seria, contenida, pero sarcástica y suelta al mismo tiempo: He who was living is now dead / We who were living are now dying / With a Little patience ( El que vivía ahora está muerto / nosotros que estuvimos viviendo ahora estamos muriendo / con un poco de paciencia); poesía con una religiosidad notable pero siempre dejando una puerta abierta, como al descuido, a la duda razonable: Because i do not hope to turn again / Because i do not hope / Because i do not hope to turn. (Porque no espero ya otra vez volver / porque no espero ya / porque no espero ya volver) Poesía que imbrica en un solo cuerpo el rigor de un estilo culterano pero sencillo,  diría yo que seco en su dureza, pero fluido y hasta lírico en su consecuencia: There is the empty chapel, only the winds home. / It has no Windows, and the door swings, / Dry bones can harm no one (ahí está la capilla desierta, hogar solo del viento. / No tiene ventanas, la puerta se mece, / los huesos secos no le hacen daño a nadie) Poesía del modernismo anglosajón, que en época y criterios nada tuvo en común con el nuestro porque el momento de Eliot era el de las vanguardias. Vuelvo una y otra vez sobre los libros de T. S. Eliot, aunque leerlo me paraliza un poco, me devasta. Creo que el hombre conoció en vida la magnitud del petroglifo que, en palabras, estaba esculpiendo, y creo también que más de una vez pensaría: después de mí, a ver qué mierda se les ocurre hacer.