jueves, 23 de agosto de 2012

Tomografía de una foto de familia.


 
Tomografía de una foto de familia.
          Retomemos la impronta de José Saramago, su inmejorable descripción del grabado de Durero – La Crucifixión – que abre el pórtico de la gloria a su novela El evangelio según Jesucristo. De vez en cuando aparece algún que otro espécimen visual que nos anima a hacerlo, y hoy motivos no faltan para atrevernos a tanto porque esta foto, ¡oye!, ¡da para hablar! Basta con reparar en la atmósfera enrarecida, grisácea, contradictoria que escapa de los rostros que la desaniman. Basta con la tembladera, la inconsistencia mental que se refleja hasta en la sinuosa miseria del techo de lo que, deduzco, será un cuartel militar. Y ya que estamos en esto, desenterremos en los tejidos y los cortes textiles de esta family modelo del cuarto mundo, la nostalgia por la muerte de la moda de los años setenta. El artefacto vestido de uniforme, a la derecha en la foto, es un travesti consuetudinario, una loca de carroza, una mata de marihuana envuelta en tela, una marimba vertical, una nube, una malformación congénita, cualquier cosa menos el hombre de Neanderthal que aparenta ser. Las dos mujeres al centro, en escalón inferior, revelan tres cosas al mismo tiempo: pocas ganas de vivir, pavor y como consecuencia de ello unos deseos de cagar que ya se vuelven irreprimibles. La peste a mierda las delata. Las mujeres que aparecen en escalón superior, escoltando al soberano, son las únicas female bisexuales reconocidas por el gobierno de Korea del Norte, reconocidas en foto, quiero decir. Aquello que se ve pegado a la oreja izquierda del Máximo Líder es una maraca con motivo asiático en el dibujo de su notablemente convexa superficie. Cualquiera de los cuatro futuros infelices que sostiene “la familia” en brazos pudo haber hecho el dibujo en la maraca, diablura que ninguno se atreverá a revelar porque ya vieron caer abatido por una descarga de fusilería a un quinto niño que se atrevió a orinarse en los pantalones. El pequeñín de rostro anónimo sostiene la maraca con su bracito izquierdo. El corte de cabello de Kim Jong Un – Máximo Líder, no olvidemos el etéreo detalle – es norteamericano, el sobretodo es un Chesterfield londinense, su dentadura es postiza, su verdad también.