sábado, 21 de marzo de 2015

A propósito de hoy.


 
A propósito de hoy.

         La tristeza suele ser más intensa que la felicidad. Y más creativa. Siendo así, no debería ser hoy, Día internacional de la Poesía, en la raíz del árbol un día feliz. Aunque sí en los frutos. No hay fruto artístico más feliz que un buen poema. Si un pintor, consciente o no, peca de torpe o ingenuo, pues ahí están el naif y otros recursos para salvarlo. Si un bailarín cae, se para y sigue. Si un grupo de jazz no se acoteja sobre el escenario no hay problemas, eso es el jazz, un solo de conjunto. Incluso puede una novela tropezar en un capítulo, y levantarse al siguiente. Pero si un poema yerra no hay naif, ni jazz ni capítulo posterior que lo levante. Es basura y punto. La poesía es, por tanto, la más rigurosa de las artes. Requiere un trabajo de orfebre y milimétrica precisión que no concede  dádivas al error. El arte en general es el mejor parto del espíritu, de la sensibilidad. La consecuencia es quizá lo único que nos dignifica como especie: el andamiaje estético de la humanidad. La poesía es el arte en su estado más puro.