sábado, 12 de septiembre de 2009



On the road

Debo encontrar la manera de readecuarme, recuperar el paso, reinsertar el pensamiento y la piel en el viejo esquema y repetir la idea con cualquier otra palabra que comience con la letra r y me sirva para remachar el concepto. Como casi siempre, tiempo no es lo que sobra para estar aquí, pero aún así me doy el lujo de meterme en camisa de 11 varas, e improviso a la carrera, en par de minutos, un ejercicio de escritura sobre la página Microsoft Word en blanco. Postergo para peor ocasión (encarne ahora con la letra p) mis intenciones de frenar el movimiento de rotación del planeta sobre su eje con el propósito de extender, cuando menos hasta las 36 horas, la duración del día terrestre. Suelto los libros, postergo también la gestación de clases, el estudio del contenido a impartir, la redacción de 500 informes de trabajo y el habitual desgaste sicológico porque quiero remover las teclas sin orden ni concierto, errático, a la deriva y expresiones similares. Me alcanza ahora con reconocerme cerca de quien soy : ¿quien soy, que soy, donde? Transcribo sin preocuparme por la existencia del Paraíso (1) y eso es lo único que cuenta. Vengo a devolverme. Me reconozco: ¿a quien, como?; no lo sé, pero el silencio y la vorágine no mutilan mi pisada.


(1) Eduardo René Casanova Ealo.