martes, 20 de noviembre de 2012

Palestinas.



Palestinas.

        En mayo de 1947 la ONU aprueba la partición de la Palestina y consecuente creación de dos estados, uno árabe y otro judío. 46% del territorio en querella sería árabe, 54% judío. El despelote territorial entre las dos facciones es inciso milenario en los anales de la historia. Un año después del decreto de la también bisoña Naciones Unidas, se retiraban las tropas británicas de la región, llegaba a término el extenso periodo de alianzas y traiciones de los británicos con árabes y judíos. Y el 14 de mayo de 1948 se fundaba Israel, con ceremonia oficial en el Museo de Bellas Artes de Tel Aviv. Los licores del festejo, sin embargo, se quedarían en las neveras, y las carnes en el asador. El 15 de mayo le caían en pandilla al recién estrenado estado judío. Egipto, Irak, Líbano, Siria y la Transjordania (actual Jordania) invadieron Israel, lo intentaron al menos. En el estira-encoge de la contienda Israel terminó ganando un pedazo de terreno, aunque perdió algo por otro lado. 100 000 árabes quedaron en zonas controladas por Israel, que inteligente, les permitió asimilarse al estado judío, e incluso formar parte de su ejército. Y ahí están los drusos que no me dejarán mentir. La política de los árabes, en las antípodas de la política de sus rivales: reprimieron hasta el crimen a los judíos que quedaron en territorios bajo su control. 600 000 judíos orientales salieron a como diera lugar hacia Israel, y allí les dieron fecundo abrigo. No hubo día tranquilo para Israel en los años 50. Los ataques financiados principalmente por Egipto eran más comunes que las peticiones en el Muro de los Lamentos de Jerusalén. En 1967 Egipto pide a la ONU que retire los Cascos Azules de Gaza y el Sinaí, y la ONU muerde el anzuelo. Egipto ocupa el Sinaí e invade las islas del Golfo de Aquaba, cerrando el paso a la navegación judía, que en vano solicita diplomáticamente a Egipto que se retire y abra paso. ¡Ahh, no se van a ir, no nos van a dejar pasar al Mar Rojo, ni regresar por acá desde aquel ¡Entonces flores no esperen! En junio de 1967, agotado todo intento de solución pacífica, Israel bombardea a la aviación egipcia establecida en el Sinaí. Comienza una guerra de 6 escasos días en los que el estado judío, para decirlo como aquí, le da tética al mundo árabe y detiene unos tanques con llamativo logo estrellado a seis puntas azules apenas a 100 km de El Cairo. Y eso por acuerdo de paz, tregua, rendición, métemela  por el orto y sin vaselina, o cualquier cosa, lo que Israel quisiera, solicitado con urgencia por los hasta 6 días antes de ese momento arrogantes egipcios. La península del Sinaí, la franja de Gaza, Cisjordania y hasta los altos del Golán, en Siria, quedan bajo control de Israel. Alevosos como siempre han sido, los gobiernos de Siria y Egipto se lanzan otra vez al vacio el 5 de octubre del 1973; invaden hasta con cerbatanas a Israel, que celebraba el 10mo y último día de sus rituales del perdón y el arrepentimiento, o Yom Kipur, y que por tanto, guerra no esperaba. Fue quizá la única ocasión en que los árabes lograron superar las líneas defensivas israelíes. La causa es obvia. Pero la paja mental no le duro mucho a los bereberes. La contraofensiva de Israel no se detuvo en el Sinaí, ni siquiera en el Canal de Suez. Esta vez los tanques con el logo de la estrella de seis puntas se detuvieron apenas a 40 km de El Cairo, y por el otro lado, a  menos de 100 de Damasco, que los sirios también llevarían lo suyo. Después llegarían la Guerra del Líbano, las Intifadas y otra vez los conflictos en la franja de Gaza. Hace tan poco como el mes pasado Israel eliminó en Gaza, en operativo de milimétrica precisión, al jordano Hisham al-Saedini, un muyahidín salafista vinculado a Al Qaeda y a varios atentados consumados contra el estado judío. El día 14 d este mes la inteligencia hebrea liquidó a Ahmed Yabari, uno de los líderes de Hamás, también paladín y gestor de la violencia antijudía. Y Hamás, incapaz de ofrecer una respuesta de relojero, responde con la impotencia, y allá va la lluvia de cohetes sobre territorio hebreo. Los judíos responden de similar manera. Si Israel ha sobrevivido cercado por enemigos irracionales, y que además no dan tregua, ha sido por el talante que ha sabido mostrar, porque ha sacado el pecho cuando ha debido hacerlo. No hay que tener un cerebro que llegue muy lejos para reconocer el mensaje de los israelitas: si tú me tiras piedras, no esperes flores a vuelta de correos. Así ha de ser.