viernes, 14 de septiembre de 2012




 De Botero y sus gordas memorables.
         
              En la inauguración de la 5ta muestra sobre su obra en el Palacio de Bellas Artes de México D.F, y que incluyó 177 piezas entre oleos, acuarelas, dibujos y esculturas, Fernando Botero dijo: no he pintado una sola gorda en mi vida. El colombiano acepta la influencia de los muralistas mexicanos y de la pintura italiana del Renacimiento en adelante. Según él, los italianos inventaron la sensación de espacio, volumen, profundidad, en una superficie plana. Así como Vincent van Gogh y  Henri Matisse se obsesionaron exaltando el color, Fernando Botero se obsesionó por el volumen y las formas sensuales. Pero que hay un escuadrón de gordas, sensuales o no, en su obra, no es algo que Botero pueda negar. Ya sabemos que no es una negación a rajatabla, que un artista juguetea con sus palabras, que puede tomarse ciertas licencias, digamos estilísticas en el uso del lenguaje, y que no es infrecuente la parábola, incluso en la expresión oral. Tras el ingenuo destape de los sucesos en la cárcel iraquí de Abu Ghraib, a Fernando Botero se le ocurrió pintar acerca del acontecimiento, sin alegorías de ningún tipo. No me puedo quedar callado, fue la sentencia que utilizó – profunda como charco callejero – cuando le preguntaron ¿por qué? La más certera de las expresiones verbales que esgrimió fue la siguiente: fue un chispazo de rabia. Irónicamente, Botero donó la colección completa sobre Abu Ghraib a la Universidad de California, y fue aquella quien la prestó generosamente a México para que la 5ta Muestra sobre la obra de Botero sonara por todo lo alto en el Palacio de Bellas Artes del D.F. Meses después el artista colombiano declaró en Medellín: El mundo está lleno de injusticia, uno pasaría la vida haciendo declaraciones en contra. El oficio del pintor no es permanentemente mostrar esa injusticia. A veces hay cosas tan impresentables como la tortura o como la violencia que ha habido en mi país y uno hace una obra. Pero digamos que el oficio del pintor es pintar bien. Entonces, la cultura de un país se enriquece con el aporte artístico. Parece que el chispazo de chispazo no pasó. Menos mal.