sábado, 7 de agosto de 2010



De Perla a pasto...para alimañas.

Como es moda al uso en artículos de prensa impresa , revistas del costado izquierdo – cardiovasculares e ideológicas –, sitios web y demás chucherías comestibles y no tanto; el antes y después también hace acto de presencia cibernética en este blog. Por colocar un ejemplo: con ángulo de toma ídem, en el antes un daguerrotipo de la casona colonial del siglo XIX y para el después un cuasi daguerrotipo de un solar yermo en el XXI (caso Cuba). Urgido además, más que por impulso fashion, por inminente final de civilización que me acoge dado cataclismo nuclear profetizado por Oráculo de Jaimanitas, exteriorizo datos que a estas alturas de cercanía del fin de los tiempos al menos media humanidad conoce pero desconocen aquellos ejemplares deformes que habitarán el planeta y encontrarán este blog en algún disco duro siglos después de la ya próxima conflagración. Concluyendo, aquí debajo leerán algunos datos oficiales sobre lo que fue “mi tierra”. Los que la conocemos de hoy, los que la conocimos desde adentro, no podemos menos que contener el bochorno por lo que allí no hicimos para evitar el presente que nos impusieron. Aquí los dejo con el BEFORE. El AFTER nos duele todavía.


Según la ONU, la OMS y la OIT

Desde los primeros días del triunfo revolucionario de 1959, en Cuba, tras la huida del dictador Fulgencio Batista, se inició un progresivo control gubernamental de los medios informativos, hecho que estuvo acompañado de una campaña propagandística sin precedente en la historia de la isla. Alentada no sólo por los medios oficiales de prensa internos sino también por Radio Habana Cuba, emisora estatal que transmite para el extranjero en decenas de idiomas, y la agencia oficial Prensa Latina, la campaña hizo un énfasis especial en la miseria que supuestamente vivía la isla antes de la era revolucionaria, y el control económico que ejercía sobre ella Estados Unidos. Ante los ojos de quienes no tenían a mano cifras concretas, Cuba había sido prácticamente un burdel manejado por Washington. Por supuesto, Cuba no era un país desarrollado, ni las riquezas se distribuían necesariamente de manera equitativa; tampoco se han distribuido así durante el período marxista-leninista. En 1958 el 62% de los bienes de la industria azucarera, el principal renglón de la economía nacional, era propiedad de cubanos. En 1953, Cuba ocupaba el número 22 en el mundo en médicos por habitantes, con 128.6 por cada 100 mil. Su tasa de mortalidad era de 5.8 -tercer lugar en el mundo-, mientras que la de Estados Unidos era de 9.5 y la de Canadá de 7.6. A fines de los 50, la isla tenía la tasa de mortalidad infantil más baja de América Latina con 3.76, seguida por Argentina con 6.11, Venezuela 6.56 y Uruguay 7.30, según datos de la Organización Mundial de la Salud. Cuba ocupaba el lugar número 33 entre 112 naciones del mundo en cuanto a nivel de lectura diaria, con 101 ejemplares de periódicos por cada mil habitantes, lo cual también contradice el argumento de que el país estaba formado por un gran número de analfabetos. Tan sólo en materia de artículos suntuarios, Cuba poseía en 1959 un radio por cada cinco habitantes, un televisor por cada 28, un teléfono por cada 38 y un automóvil por cada 40 habitantes, según el Anuario Estadístico de Naciones Unidas. De hecho, inclusive los más importantes escritores y artistas cubanos, reconocidos internacionalmente, habían hecho ya lo más importante de su obra antes de la llegada de Castro al poder. Entre éstos, sin importar su posición política, estaban José Lezama Lima, probablemente el hombre de letras más relevante de Cuba del siglo XX; el poeta y dramaturgo Virgilio Piñera, que revolucionó el teatro cubano con el estreno de Electra Garrigó en 1948, dos años antes de que el franco-rumano Eugenio Ionesco, padre del teatro del absurdo, estrenara en París La soprano calva; los pintores Amelia Peláez, René Portocarrero, Wilfredo Lam y otros tantos; el novelista Alejo Carpentier, autor de El siglo de las luces; el poeta Nicolás Guillén; la bailarina Alicia Alonso; y, por supuesto, un número extraordinario de compositores e intérpretes de la música popular como Ernesto Lecuona, Amadeo Roldán, Alejandro García Caturla, el Trío Matamoros, Sindo Garay, Eliseo Grenet, Hubert de Blank, Benny Moré, Dámaso Pérez Prado y muchos más. He aquí algunos datos relacionados con la salud pública, el sector laboral y la educación:

Salud Pública:

En 1958, Cuba tenía una población de 6, 630.921 habitantes. En esa época, había en la isla 35 mil camas de hospitales, un promedio de una cama por cada 190 habitantes, cifra que excedía la meta de los países desarrollados de esa época de 200 personas por cama de hospital. En 1960, Estados Unidos tenía una cama de hospital por cada 109 habitantes.También ese año, la nación tenía un promedio de un médico por cada 980 habitantes, superada en América Latina sólo por Argentina con uno por cada 760 y Uruguay con uno por cada 860. Tenía un destista por cada 2.978.

Estos datos se encuentran en el Anuario Estadístico de la ONU de su época.

Relaciones Laborales:

En 1958, un trabajador industrial cubano ganaba un salario promedio de 6 dólares diarios por jornada de ocho horas, mientras que un trabajador agrícola, en el mismo período, ganaba 3 dólares. Cuba ocupaba el lugar número 8 en el mundo en el pago de salarios a trabajadores industriales, superada sólo por los siguientes países:

1.- Estados Unidos ($16.80)

2.- Canadá ($11.73)

3.- Suecia ($8.10)

4.- Suiza ($8.00)

5.- Nueva Zelanda ($6.72)

6.- Dinamarca ($6.46)

7.- Noruega ($6.10)

En el renglón de los salarios a trabajadores agrícolas, Cuba ocupaba el lugar número 7 en el mundo, superada sólo por los siguientes países:

1.- Canadá ($7.18)

2.- Nueva Zelanda ($6.72)

3.- Australia ($6.61)

4.- Estados Unidos ($6.80)

5.- Suecia ($5.47)

6.- Noruega ($4.38)

Estos datos fueron divulgados por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en Ginebra, Suiza, en 1960. En 1958, Cuba contaba con una fuerza laboral de 2,204.000 trabajadores. La tasa de desempleo de esa fecha era del 7.07%, la más baja de América Latina, según datos del Ministerio del Trabajo de Cuba.

Educación:

Ese mismo año, Cuba tenía tres universidades financiadas por el gobierno y otras tres de carácter privado. La matrícula de las universidades bajo el control del gobierno era de 20 mil estudiantes. Había 900 escuelas privadas oficialmente reconocidas, incluyendo las tres universidades privadas, con una matrícula total que superaba los 100 mil estudiantes. El sistema de educación pública contaba con 25 mil maestros, y el de la educación privada con 3.500. A mediados de la década del 50, había 1.206 escuelas rurales en Cuba, así como un sistema de bibliotecas móviles con un total de 179.738 volúmenes. También en 1958, Cuba tenía 114 instituciones de educación superior, por debajo del nivel universitario -institutos, escuelas politécnicas y escuelas profesionales- financiadas por el gobierno. Sólo en 1957, estas instituciones capacitaron a 38.428 estudiantes. Había en la isla en 1958, una tasa de analfabetismo del 18 por ciento. Estos datos se hallan en los archivos del Ministerio de Educación de Cuba. Era el país de América Latina con el mayor presupuesto dedicado a la educación, en 1958, con el 23% del total, seguido por Costa Rica, 20%, y Guatemala y Chile con 16%, según América en Cifras, de la Unión Panamericana. Entre finales de la década de los 40 y 1958, el valor de la moneda nacional cubana, el peso, era equivalente al dólar. En la mayoría de los renglones en que Cuba no ocupaba el primer lugar en América Latina, en cuanto a calidad de vida, era superada únicamente por Argentina y Uruguay, según el Anuario Estadístico de Naciones Unidas.

En la foto: La Habana. 1932.