Bartleby, el
escribiente.
Bartleby, el escribiente, un magnífico relato de Herman Melville. Se me ocurre
que sin los dos últimos párrafos habría sido aun mejor, que el absurdo habría
tenido un final más “redondo”. Lo difícil aquí es aceptar que Herman Melville
no se diera cuenta de eso. Digo yo que si allí no estuvieran esos dos párrafos,
Hemingway nunca se habría atrevido a fanfarronear haciéndose el descubridor de
la prenda que el narrador nunca le suelta al lector (Los asesinos) De todas
formas, Bartleby, el escribiente, rebasa
el tamiz donde tanta mierda y hojarasca queda.