domingo, 19 de julio de 2009




Consejos ¿inútiles?

Detenerse a soñar más de lo tolerable, más de lo asimilable por el razonamiento promedio. Crear mundos inexistentes, personales reacciones en cuerpos ajenos que solo en cerebro propio pudieran tener lugar. Hacer el bien o hacer el mal. Ofrecer el mejor semblante que no devuelven, dar garantías sin recibirlas, desdoblarse ante quienes no lo hacen y con frecuencia pensar en la prolongada etapa que espera más allá del tiempo de permanencia sobre la superficie. Disfrutar frente al mar en mangas largas, sufrir los veranos. Preferir, por una milla larga de ventaja, los gatos a los perros, los autos hatchback a los sedanes, la luna a media noche que el sol a mediodía. Alguna que otra vez sentir deseos de matar, otras de morir. Asimilar las calles y el gentío como un enorme montaje de atrezo. Reír con dolor. Ser ateo, creer en Dios, perder la fe y recuperarla. Dormir de día, atravesar el rastro de la noche y la madrugada, caminar bajo el crepúsculo y el poniente, soltar amarras, descifrar códigos inexistentes, desechar patrones, profundizar en la Geopolítica, la Astronomía y la evidencia OVNI. Suicidarse para reencarnar en uno mismo.