martes, 9 de diciembre de 2008



Variaciones en torno al Romancero guajiro.

A estas alturas de constante evolución y renovación artística, es tarea difícil la de atrapar con un rictus de originalidad, la evidente plasticidad de la figura central del entorno rural: el campesino. Más aun, cuando se apuesta por una imagen distinta del campesino cubano, el clásico guajiro, magistralmente tratada por íconos de la plástica isleña, como fueron Carlos Enríquez, Eduardo Abela, Mariano Rodríguez, entre otros.
Y sin embargo, Virgilio Jordi Beltrán, artista plástico cubano radicado en Cosa Rica, asume el reto, avalado no solo por un sólido manejo del color, el dibujo y el entorno figurativo, sino además por un profundo conocimiento teórico del tema a tratar, que le permite encauzar su propuesta por sendero que no por infrecuente hoy, deja de ser firme en su paleta, y que felizmente le lleva a puerto seguro.
Y es que a la exuberancia cromática, símbolo inequívoco que identifica la imagen rural de una isla toda luz, toda bochorno tropical, Jordi Beltrán añade un novedoso ambiente geométrico – festivo en cada pieza, que le separa sin debacle de las propuestas de los grandes maestros cubanos de principios del siglo XX.
Tanto Carlos Enríquez (el Romancero Guajiro) como Eduardo Abela o Mariano Rodríguez, reconocieron desde el lienzo el ambiente rural cubano, representado por ellos en leyendas del campo, el erotismo femenino, las noches campesinas, el típico bohío, la palma, o el guajiro con su gallo en la mano. Pero siempre el enfoque estuvo más cerca de la angustia existencial y la denuncia social, que de la imagen serena, la rutina complaciente del guajiro cubano, su regodeo constante con el puro (tabaco) entre los dedos o a punta de labios, su alegría elemental y la alharaca en la campiña, elementos que transpiran y contagian las atmósferas de Jordi Beltrán.
Lleguen entonces a ustedes estas imágenes como un soplo de frescura y autenticidad creativa, como una vela hinchada que desde aquí, despliega en su energía, una vez más, el nombre de mi querida patria.