El Apartado Frambuesa del Premio Novela
Breve 2012 ya tiene nombre.
Defender la Cuba del
momento – 52 años – es asunto serio. No tanto por el hieratismo del instante
como por la carencia de argumentos para sostener las pencas del bohío. De todas
formas talibanes tropicales nunca faltan, ni faltarán. En junio, Rafael Hernández, director
de la revista cubana Temas – y ya sabemos que en Cuba toda publicación periódica impresa
se ennoblece ¡aayy! con el uso social que por fátum
le corresponde: la limpieza del culo más vecindades – demostró cuan extenso
puede ser el tiempo que al ocio se dedica en la ínsula: publicó en el blog
castrista La joven Cuba un mamotreto/longaniza – Carta a un joven que se va – cuyos visos
de noveleta le alcanzan para aspirar a diploma en el apartado Frambuesa del Premio
Novela Breve de este año. Y aunque sabía Rafael que puertas afuera el foro en
torno a su artículo sería más auténtico por honesto, más democrático por plural,
más moderado por inclusivo, más dinámico por real, más valiente porque nada hay
que temer y más higiénico porque puertas afuera nadie necesita
limpiarse el culo con una revista, no previó, como todo prohombre oficial e
insular de los últimos 52 años, que alguien que no fuera él, tuviera la primaria
capacidad de análisis, necesaria para dar una respuesta básica a su desvarío. Y la respuesta llegó - Carta de un joven que se ha ido -,
por mano ajena, joven, cubana: incontrastable para él, para ellos. A partir de ahí comenzaron
a hondear, como siempre del malecón hacia afuera, las banderolas en bandolera.
Del malecón hacia afuera porque allá adentro el único viento malsano que sopla es el
que anuncia que mañana el eufemístico pan llegará tarde a la bodega. Y el respondón respondió por segunda y dura vez (Existimos). Como todo cubano que viva más allá del veril azul
turquesa del paraíso que abandonó, es decir como cualquier otro cubano que duerma
bajo techo no nacional y no se identifique con los principios, los valores – es
por decir algo – que sostienen las yaguas del barentierra donde aletarga su conduerma el último gobierno cubano –
1959 - 2012 y ¿hasta cuándo? –, ese hijo taino de Bulgaria tiene que ser también, por decreto, un
agente de la CIA, un contrarrevolucionario, un mercenario a sueldo del
Imperialismo Yanqui. No hay más opción. Bienvenido al Yacht-Tennis Club de los 3 millones de afiliados.