Algún apunte sobre Leve historia de Cuba.
Hace un par de
meses un amigo, Francisco García González, me envió desde Montreal un libro que
entre él y Enrique del Risco escribieron, y compilaron, pues varios de los
cuentos que aparecen en Leve historia de Cuba (2007), he leído en libros de cada
uno de ellos, previos a este. Franky, por cierto, tuvo el gesto de en su viaje
a New York a comienzos de año, cargar con el libro hasta allá para que Enrique
del Risco también me lo dedicara, algo que a ambos agradezco. Ya me he leído el
libro dos veces, y con lo único que se me ocurre comparar el efecto que me
provoca es con mi propia vida en los Estados Unidos de América: no se me pasa
el gozo que me produce. Esta historia literaria de Cuba, a mi juicio, está más
cerca de la verdad que - y no hablo precisamente de una película argentina – la
historia oficial. Historia que se apoya hasta donde le conviene en lo que
ofrece, digamos, la academia. Para la parte que sustento contrastable no hay o
no conviene mostrar, le alcanza con hacer lo mismo que Leve historia de Cuba:
fabular. La diferencia es que la historia oficial se convierte de esta manera
en una historia oficialmente quijotesca, irresponsable (sin ir más lejos),
porque llena de cuentos de ficción tendenciosamente épicos los periódicos y
las pantallas de televisión de un país, y pretende hacerlos pasar por ciertos. Leve
historia de Cuba, sin embargo, aunque parezca que lo tira todo “ a mierda”, para
hacerse creíble no necesita más argumento que nosotros mismos.