domingo, 27 de mayo de 2012

Indianápolis 500: victoria pírrica.


Indianápolis 500: victoria pírrica.
          El escocés Darío Franchitti ganó hoy la carrera más famosa del automovilismo, las 500 millas de la Fórmula Indy, en Indianápolis. Pero hay victorias y victorias. Es cierto que Franchitti hizo una buena carrera. Llegó a ser el cascabel de la ringlera en las primeras vueltas y poco a poco fue ganando posiciones. Las 500 millas de Indianápolis se prestan solas para hacer algo así, es una carrera larga, de estrategias. Apenas a 30 vueltas para el revoloteo de la bandera a cuadros; entre él y el neozelandés Scott Dixon, su compañero en el equipo Chip Ganassi, se alternaban la cabeza de la competencia como si aquello fuera un jueguito de niños. Solo dos bólidos más presionaban por la punta con posibilidades reales: el del brasileño Tony Kanaan, ídolo de la afición en Indianápolis y vaya usted a saber el por qué, y el del japonés Takuma Sato. Unas 50 vueltas antes del final el nipón había entrado en zona de pits a retirar los alerones delantero y trasero de su centella: anuncio de que lo suyo iba en serio porque sin alerones su máquina perdía algo en estabilidad pero sacaba un par d millas de ventaja en la velocidad al resto de los competidores. A dos vueltas para el final la dupla Dixon-Franchitti mandaba en la punta, con Sato y Kanaan al asecho. Dixon, puntero, hizo la maniobra ya casi rutinaria para que Franchitti tomara la cresta y se llevara la carrera. Franchitti lo rebasó, pero Sato apretó el pedal, se  "enganchó" de la cola del escocés  y también pudo adelantar a Dixon. La mesa estaba servida entre Franchitti y Takuma Sato. Sin alerones, la nave del japonés era más veloz que la del esposo de la sabrosa Ashley Judd, pero menos estable, y Franchitti lo sabía. Última vuelta: se meten en la primera curva, Sato se le escurre por debajo a Franchitti y comienza a rebasarlo, se lo lleva; entonces Franchitti lo acorrala, le acorta el espacio. La maniobra no es ilegal para los libros, pero hay reglas no escritas que se cumplen por ética, por principios. Franchitti pudo cerrar el espacio antes de que Sato comenzara la maniobra porque era sabido que el japonés trataría de colarse por la parte baja del peralte. Si no lo previó, si no creyó que el otro se atrevería a tanto en plena curva y a 217 millas por hora, pues simplemente se equivocó. Pero cerrarle el espacio al nipón cuando ya los dos autos corrían uno junto al otro y el de Sato se llevaba en claro a Franchitti, para decirlo en cubano, es tremenda mariconá. Franchitti sabía que en caso de roce el auto de su rival llevaba las de perder por la falta de los alerones. Y así fue. Apenas se rozaron y la nave de Takuma derrapó haciendo un trompo que lo dejó fuera de la carrera, en la última vuelta!. El escocés debió dejar que su digno rival completara la maniobra espectacular con la cual se lo llevaba en claro. Le quedaban más de tres cuartos de pista y 3 curvas más en el óvalo para intentar hacer él lo que Takuma Sato le habría hecho en esa primera curva. Pero Franchitti tomó la más cómoda de las opciones, la menos digna, y ganó la carrera, por tercera vez en su vida(2007, 2010, 2012) sin complicaciones innecesarias. Esta habría sido su primera oportunidad para ganar al duro, acelerando a fondo, porque las dos anteriores entró con bandera amarilla. Pero no le alcanzaron los coj... para batirse con el japonés, y se llevó su tercer título en las 500 millas de Indianápolis, para no variar un ápice el estilo, con bandera amarilla, una que él mismo provocó con ese golpe bajo a Takuma Sato.