lunes, 26 de enero de 2009

A sangre fría...leche con chocolate caliente II

Es cierto que la vida está llena de lugares comunes, pero también de momentos memorables. En Agosto de 1968, mientras mi abuelo paterno caminaba por el campus de la Universidad de Harvard, “haciendo media” y desgastando el reloj con la mirada, bajo el nublado cielo del mediodía de Cambridge, en compañía de Samuel Phillips Huntington, a la espera del regreso del hambriento Truman Capote para seguir la entrevista - que apenas comenzaba y ya era más abulia que interés lo que presagiaba - ; a 4000 kilómetros de distancia, los tanques soviéticos hacían su aporte blindado a la meteorología de Europa del Este, poniendo punto final a la única estación climática con tintes políticos que recuerde la historia checoslovaca: La Primavera de Praga. Entraban por una puerta de la ciudad los tanques rojos, las reformas democráticas de Alexander Dubcek regresaban por otra a los libros de aspiraciones y suspiros del pueblo checo-eslovaco, y Vaclav Havel tomaba un segundo aire para continuar su lucha otros 20 años contra el fanguero y el desajuste climático que en tierra ajena provocaban las esteras y los conductos de escape sin filtro de los tanques del Kremlin. Al otro lado del planeta, por idéntica fecha, los B 52 Stratofortress del Tío Sam, para no quedarse atrás, también hacían novedosas contribuciones, en este caso a la cultura agrícola y rural de la región Indochina. Arando y machacando la tierra desde el aire con esmero encomiable, la bomba más pequeña que allí dejaron caer – como al descuido - pesaba 500 libras, suficiente para formar un hueco lo tremendamente grande como para sembrar un campo de arroz que abasteciera a toda la población de la Cochinchina.

Conocedor a fondo del tema, tan a fondo como le permitieran las circunstancias enterrarse en el Bunker de la Casa Blanca, Samuel Phillips Huntington, asesor por ese entonces de Lyndon B. Johnson y compañero de caminata de mi abuelo aquel día de Agosto de 1968 por el Campus de Harvard, no solo defendía la misión nacional en territorio geográfico tan afín a la Patria de Abraham Lincoln como el sureste asiático, sino que le agregaba la noble idea de aplicar fertilizantes capaces de desplumar y cocinar un pollo en pleno vuelo rasante sobre los potreros ribereños del rio Mekong, cosa que en el aterrizaje se colara en el caldero ya listo para consumo de los gusanos que se comerían, junto con el pollo, a los consumidores también consumidos por el fertilizante. Es válido aclarar que gracias a la novedosa estrategia desarrollada por la aviación militar norteamericana sobre la región de los seres con forma de lamparita de noche, los huecos para sembrar arroz se cuadruplicaron en un intervalo de 5 años, aumentando considerablemente de año en año el tamaño de los huecos, y los defectos – genéticos - de las lamparitas de noche, por el uso indiscriminado de fertilizantes. Según datos estadísticos aportados por el Pentágono y el Departamento de Defensa de los Estados Unidos, al concluir la Operación en 1973 con los Acuerdos de Paz-tos, esa zona del Planeta comenzó a robarle atractivo turístico a la Gran Muralla China, pues quedó convertida en un único y enorme cráter, visible desde el espacio exterior y capaz de satisfacer, cultivo de arroz mediante, la masticación del grano por todas las bocas del Universo conocido.

Me reservo el contenido del disparate-respuesta que mi abuelo, anarquista furibundo y hippie como no han nacido dos en esta Galaxia, soltaría “a boca de jarro” a Samuel Phillips Huntington justo antes de la despedida , cuando aquel lo conminó a opinar sobre el conflicto desatado a raíz del incidente-inexistente en el Golfo de Tonkín, 4 años antes de que Truman Capote se antojara de partir en 2 - para ir en busca de un pastelillo - la entrevista que había concedido al patriarca de los Darío no persas, sino nativos de Santiago de las Vegas, y descendientes de una larga cadena de gallegos montañeses y rebencudos. Y es que no hay tiempo para más, porque ya Truman Streckfus Persons, alias Truman Capote, se acomoda irreverente, pastelillo en mano, bajo un triste ciprés , al tiempo que invita a continuar el descenso hasta la grama a su entrevistador :

A : ¿ Como agota usted la imaginación? ¿Se trata de solo de pensar la historia durante cierto tiempo o hay más que eso?

TC : No creo que sea solo cuestión de tiempo...Cuando escribo un cuento tal vez ya no siento hambre por ese cuento, pero conozco bien su sabor….Mi teoría es que el escritor debe haber gozado su ingenio y secado sus lágrimas mucho antes de proponerse suscitar reacciones similares en el lector… En otras palabras, creo que la mayor intensidad del arte en todas sus formas se alcanza con la cabeza fría y deliberada…

A : ¿ Han sido escritos sus mejores cuentos o libros en momentos tranquilos o trabaja usted mejor con tensión emocional o a despecho de ella?

TC : Tengo la ligera sospecha de que no he vivido un solo momento de tranquilidad…Además un poco de tensión derivada del empeño de sacar un trabajo en un plazo dado me viene siempre bien.

A : Ha vivido en el extranjero los últimos 8 años. ¿Por qué regresó a los Estados Unidos?

TC : Porque soy norteamericano, y no podría ser ni quiero, otra cosa. Además me gustan las Ciudades, y Nueva York es la única Ciudad legítima, verdadera…

A : ¿Lee usted mucho?

TC : Demasiado. Cualquier cosa, incluidas recetas de cocina, etiquetas y anuncios. Soy un apasionado de los periódicos. Todos los días leo todos los diarios de Nueva York...Leo unos 5 libros a la semana, y prefiero las buenas novelas..

A : ¿Qué escritores han influenciado en usted?

TC : Conscientemente, bajo influencia directa, ninguno. Aunque varios críticos me han informado que estoyen deudas con Faulkner, Carson Mc Cullers..Mis entusiasmos constantes son Chejov, Flaubert, Jane Austen, E.M Forster, Maupassant, Rilke, Proust, Shaw..la lista es larga..

A : ¿ A cuales escritores llamaría estilistas y a cuales no?

TC : ¿ Que es el estilo?¿Y que es , como pregunta Zen Koan, el sonido de una mano? Nadie lo sabe realmente. Sin embargo, uno lo sabe o no lo sabe..Usando una imagen simplista, el estilo es el espejo de la sensibilidad del artista, en mayor grado que el contenido de su obra..En cierta medida todos los escritores tienen estilo..El estilo es a veces una fuerza negativa…Mark Twain , Hemingway, Flaubert, Forester, Collete, todos ellos me parecen triunfos sobre estilos fuertes pero negativos..estilos que no añaden nada a la comunicación entre escritor y lector…

A : ¿ Puede un escritor aprender de su estilo?

TC : No, no creo que el estilo sea algo a lo que se llegue conscientemente, como tampoco llegamos al color de nuestros ojos. Al fin y al cabo , su estilo es usted……

A : Su obra ha sido muy elogiada en Francia.¿ Cree usted que el estilo es traducible?

TC : Claro. Siempre y cuando autor y traductor sean gemelos artísticos.

A : ¿ Que porción de su obra es autobiográfica?

TC : Una porción muy reducida en realidad…aunque todo lo que un escritor escribe es en cierto sentido autobiográfico..”El arpa de pasto” es lo único que he escrito tomándolo de la realidad, y todo el mundo pensó que era inventado. “Otras voces, otros ámbitos” era un invento y todo el mundo pensó que era autobiográfica…

A : ¿ Tiene usted algunas ideas o proyectos definidos para el futuro?

TC : ( Meditabundo el tipo)..Bueno si. Siempre he escrito lo que era más fácil para mi hasta ahora. Quiero intentar algo distinto, una especie de extravagancia controlada. Quiero usar más mi mente y los colores..Hemingway dijo alguna vez que cualquiera puede escribir una novela en 1ra persona. Y yo se exactamente lo que quiso decir.