martes, 28 de agosto de 2012

De la mierda que se secó sobre los folios de una Constitución.


 
De la mierda que se secó sobre los folios de una
Constitución.

                                       En el barrio, a los retoños de la izquierda sin dientes.

         Todavía quedan restos de humedad en los ojos de aquellos que retienen el mal paso de la revolución cubana como el camino al futuro, a la utopía de Tomas Moro. Todavía quedan vestigios de arrumacos espirituales con asidero firme en el corazón y pajas mentales siempre listas a eyacular una alabanza insostenible, en la garganta de quienes se empeñan en defender lo que no admite – ni de oficio – defensa. La revolución cubana se traicionó a si misma cuando apenas comenzaba a ser revolución. Fidel Castro no esperó mucho tiempo para desmontarla. Un par de años duró el invento. Para 1961 ya la mierda se endurecía sobre los folios de la Constitución de 1940. Para ese entonces Cuba no era más que un satélite terrícola de otro engendro: la Unión Soviética. Cuando la URSS se desintegró, el calvario cubano hizo una metástasis irreversible y ni esperanza de cura se ve en lontananza. Es decir que se perdieron 30 años chupando teta, la maloliente de una vaca que terminó pateando al ternero. Y de ahí para acá, chupando huesos. En otro momento, ahí llegaremos. En 1958 las cinco ciudades más activas del mundo, las imprescindibles, puntos de referencia obligatorios por sus niveles de crecimiento económico, demográfico, social, por la intensa vida cultural, dinamismo y número creciente de población flotante, eran éstas: Nueva York, Londres, París, Buenos Aires y La Habana. No lo digo yo, lo dicen los datos estadísticos de la ONU para el año 1958. Por aquel entonces casi toda la América Latina era una sola: una sola aldea multiplicada. Cuba, con todo y sus miserias – ¿Dónde no la había? ¿Dónde no la hay? –, ya era otra cosa; y su capital, la ciudad más bella, próspera, civilizada y funcional de latinoamérica. ¿Qué La Habana era el cuartel general de la Cosa Nostra? ¿Que las putas abundaban? Bien ¿y qué? 52 años después una Habana pobre, derruida, lastimera, es el cuartel general de una mafia nacional que secuestró al país en 1959 y todavía no lo devuelve. Y de putas no hablemos porque el acápite da para enciclopedia. Es tan largo el encierro allí, que en algunos ya florece el Síndrome de Estocolmo. Pero aun así, Cuba es el país que tiene en este planeta el mayor número – en porciento – de nacionales en la diáspora: de casi 15 millones que somos, 3 millones vivimos veril afuera !casi un 25% de cubanos vive fuera de Cuba! y la cifra sigue creciendo, es una hemorragia sin control aun con las carcelarias condiciones de movimiento que la dictadura impone. Los tiburones del Estrecho de Florida padecen interminables males estomacales por empachos con cubanos. La población laboralmente activa decrece a paso firme. Cualquiera que, sin serlo, se sienta joven, quiere abandonar el arrecife. No queda una sola de las libertades civiles que no haya sido, literalmente, pisoteada. La descomposición moral alcanza cotas inimaginables para el ojo que allí aterrice desde otra orilla; y avanza, incontenible, a la conquista del porvenir . La educación y salud públicas son apenas un recuerdo viejo de lo que fueron; de lo que fueron incluso antes de la revolución. La fotografía que encabeza este post fue tomada en la Cuba de hoy, es decir cualquier día entre el 1ro de enero de 1959 y el 28 de agosto de 2012. Todo está dicho ahí, se explica sola.