Recuerdos.
Como dice esa canción - Ciego amor – que tan rico canta la Gema
Corredera: nunca fue buena de más la inocencia si arrastra quimeras vacías que
me degeneran. Sí, está bien, pero aun así, siempre pongo la carne en el asador. Y si me quemo,
pues nada, tarde o temprano me regenero, o como pueda me reinvento. Este grupo y Enrique Bumbury, fueron
dos descubrimientos a los que llegué gracias a unas manos que hasta ellos me
guiaron, manos ya ausentes, manos bajo las cuales mi piel ardió, y también se
quemó como la carne en el asador. Nunca fue buena de más la inocencia, pero nunca fue buena de menos. Sigo poniendo la carne en el asador.