Farándula sin farándula
Intrusos de la farándula es el nombre con el que Canal 11 de la televisión local tica presenta noche a noche, de lunes a viernes y a partir de las 8, el programa # 1 entre los peores del Top Ten nacional. Intrusos en la pantalla del tele, Intrusos “robando” cámara, Intrusos o simplemente Equívoco, serían nombres a tomar en cuenta por los realizadores y presentadores de dicho brebaje – recolectores y pescadores descontextualizados – para mejorar la simbiosis título-tamarindos con ropa y voz semejante a la humana. Simbiosis que todavía no alcanza la referida compota y ya se está echando de menos la necesaria conjunción entre la mermelada y su recipiente. Si al menos pudiéramos disfrutar, aunque solo fuera como postre para sobremesa, con los entretelones que rodean la vida de los ¿grandes? ¿actores? y ¿artistas? nacionales, la sicodelia nocturna de las estrellas locales – por el aquello de acomodar como puntas (engomadas) los pelos de la cabeza, por nada más – , o el glamour, el exotismo y las excentricidades que recubren la existencia de quienes viven – y mueren – en el mundillo del espectáculo forrándose todo el tiempo la cara con espejuelos oscuros; la digestión llegaría sin sobresaltos como respuesta al somnífero. Pero Dios ¡!, todavía estamos por ver al primer representante de lo que yo interpreto como farándula en el proyecto de marras. En Costa Rica nunca sería tarea fácil justificar el calificativo que de farándula ofrece el Diccionario de la RAE, porque talento local para llenar la palabra es lo que más se hecha de menos aquí. Si al menos la intención de presentar televisivamente el vocablo estuviera encaminada por el camino que marca la definición académica, se podría compensar la carencia con el respeto de la teleaudiencia. Pero el divorcio entre farándula e Intrusos de la farándula es tal, que bien pudiera anunciarse como suave terciopelo la tabla erizada donde el faquir saborea hasta el hueso los alfilerazos. En Intrusos de la farándula, los méritos de la genética y el autobombo definen al farandulero. Las portadoras de curvas y nalgas adecuadas para anunciar el último grito de la ropa interior, los propios presentadores de la bazofia, o un trivial lector de noticias en Telediarios, se convierten en dardos para el tiro al blanco. Y mientras más silicona y más noticias se lean, más cerca de la gloria y la canonización ¡! Para colmo de colmos, es más fácil sacar aceite de una ráfaga de viento, que un solitario pensamiento lúcido, neuronal, equilibrado, de la cabeza de los conductores de semejante desacierto. La más elaborada, trascendental y antológica de las entrevistas, tomando como ejemplo el paradigma de la nalga recubierta por un nuevo modelo de blúmer, pudiera ser como sigue:( LEYENDA E: entrevistadora, o la que lo intenta, al menos siempre lo intenta. N: la nalga a través de su portadora)...E: ¿entonces ya no estás de novia con X? / N: No, hace una semana que nos separamos / E: Ahh entonces ya saben los admiradores, N está sola otra vez ¡! / N: bueno, no tanto como sola, estoy saliendo con el Gerente de la Coca Cola. Mira el brazalete que me regaló ¡! / E: Q bello ¡! ¿Planes futuros? / N: una sesión de fotos en el Club de la Directiva de Coca Cola / E: Eso va a ampliar tus posibilidades y reconocimiento internacional / N: Si, bueno, ya el Gerente de Pepsi Cola me invitó a un almuerzo privado… ¿?
..El itinerario de los autodenominados faranduleros, es decir, de los intrusos autodenominados presentadores, se desarrolla en un marco o mosaico – u azulejo – aún más estrecho, si es ello posible: hoy te entrevisto yo, y mañana me entrevistas tú, ...y acuérdate de ajustarte más el jean a la ingle.
Como se extraña aquella auténtica Farándula habanera, la de Frank Delgado, y la que hoy mismo palpita en las 2 orillas que marcan el Estrecho de La Florida ¡!
Intrusos de la farándula está haciendo historia en Costa Rica: líder indiscutible en el Top Ten de lo peor de lo peor, es casi imposible desde la condición humana superar la cota!...y está haciendo agua el bajel de Canal 11...ahorita ni el mástil se distingue sobre la superficie.