domingo, 29 de agosto de 2010



ESPN III: Gobierno de Costa Rica vs Universidades Públicas.

Las universidades públicas y el gobierno de Costa Rica estuvieron varias semanas estirando y encogiendo el chicle de la discordia en torno al presupuesto que el estado debe asignar a centros de altos estudios no privados. Casi llegan a meterse en un ring de boxeo. En la esquina azul la Presidenta de la República y parte de su gabinete, y en la esquina roja – no podía ser otro el color – los rectores y algunos académicos y estudiantes de la UCR, la UNA y el Instituto Tecnológico de Costa Rica. Pelea con varios rounds y victoria raquítica para la izquierda con síndrome de existencialismo proletario que reverbera en las universidades públicas de este país. Más dinero para financiar los estudios de aquellos que años después, cuando pongan los pies en la tierra, experimentarán dolorosa reconversión ideológica. Más dinero para seguir engordando, hasta llevar a la obesidad monetaria – si cabe el término – la cuenta bancaria de los ilustres docentes defensores, en buen porciento, de la miseria espiritual y material del fundamentalismo de izquierda en que no viven ellos, pero pregonan como la ruta a la salvación del alma. Más dinero para salir de las aulas directo a los bares ¡Y todavía se quejan los universitarios – estudiantes y profesores – vinculados al sistema estatal de Enseñanza Superior de Costa Rica! Insultan, patalean y berrean. Porque claro, ellos son el grupo non plus ultra, la fracción de los pensadores y de ahí para allá no hay más pueblo. Quizá no les alcancé lo que ofrece el gobierno para comprar las brochas y envases de pintura que necesitarán para embarrar los muros citadinos con monotemáticas consignas antigubernamentales. En Costa Rica, la educación pública, en los niveles de primaria y secundaria es unan vergüenza también pública. El estado ni siquiera proporciona los elementales y necesarios libros de texto que garanticen un mínimo de dignidad en la enseñanza y conocimiento impreso a los niños y adolescentes de menos recursos. La infraestructura de las escuelas públicas llega a ser deprimente en muchas regiones y cantones del país. Del presupuesto asignado o por asignar a esos niveles primarios de educación se desviará una parte para alimentar el existencialismo izquierdista y la egolatría que incentivan las universidades públicas de Costa Rica. Será difícil ver una huelga de niños protestando la medida, y aunque lo hicieran, ingenuos y acabaditos de nacer como aún están, sus expresiones y razones no llevarán el peso que tampoco tienen los argumentos de sus hermanos universitarios. En el cuadrilátero donde gobierno vs universidades públicas lucharon, la victoria – si es que la hubo – de las instituciones docentes, más que raquítica, pírrica fue.