Divertimento en retrospectiva
Ya que era llegado el tiempo / en que de nacer había, / así como desposado / de su tálamo salía (1) / este blog que es alma mía, éxtasis, ideología sin edicto ni pancarta, esquina de barrio nuevo con seriedad irreverente - si alguien, además de un servidor, se siente involucrado con esos términos, pues mejor -, decido hacer una primera parada de carretera, salir del carro y relajando encéfalo colocar una mano sobre la frente como huesuda visera para que no moleste el Rey de los astros desde su crespúsculo – no confundir con Rey Vicente Anglada - , y disfrutar del paisaje que va quedando atrás, antes de seguir camino rumbo a paisaje desconocido.
En un documental de lujo transmitido por HBO a finales del 2006 - al menos yo lo vi ese año – David Randolph Scott, uno de los héroes del Programa Espacial y las misiones Apollo, desarrollados por la NASA en la segunda mitad de los años 60, interrogado sobre la supuesta falsedad de aquellos aterrizajes y caminatas lunares, decía con humildad ante las cámaras : “Nadie puede quitarme los pasos que di en la Luna”. La sentencia de D.R.Scott me pareció excelente, lapidaria para los escépticos que defendían la teoría del montaje holliwoodesco en Guerra Fría, y perfecta para apropiármela ahora: “Ni J.K. Rowling ni Daniel Radcliffe, ni el mismísimo Gordon Brown me quitan el mérito de haber escrito la última parte de Harry Potter”. Se que la pelea con ellos es de leon pa´mono, pero aún así pretendo batirme, aunque sea en retirada, haciendo mi escaramuza sobre el asfalto y “pitando rega´o” a los 4 vientos. Ya estructuré la campaña-ofensiva, la operación jaque-ca, el plan de ataque; y el descredito les llega más temprano que tarde o me cambio el nombre ( por el aquello de los imprevistos ya pensé en otro ).
Al Cesar lo que es del Cesar, San Nicolás del Peladero para Plutarco Tuero, y a mí el derecho y la gloria – esa con la que tantos dicen conversar - sobre lo que me pertenece; que aquí por vindicaciones no falta ni la de Nietzsche . Cualquiera puede recalentar la vieja máquina del tiempo desde la memoria. Aplicando conteo regresivo desde el arranque del pensamiento no es difícil tabular la información necesaria para saber que la contienda desleal ha sido punto neurálgico en el eterno dilema que a través de los siglos ha desencadenado las más bajas pasiones no solo entre los escritores, sino entre todos aquellos que han escogido el encrespado camino del arte como bandera . ¿Qué cual es ese eterno dilema?: la imperiosa necesidad de acuñar a toda costa y a toda prisa la obra de arte.
Escudo y estandarte, magnitud atemporal y palabra poética sin rozar ni de lejos la poesía, se vuelve todo nombre que prevalezca cimbrando en el tiempo las fibras sensibles de cualquier existencia temporal. Y sin embargo, como en un making off , los chismes de corredores y el terremoto mediático que genera en el vulgo proletario la frecuente dicotomía entre creadores, no pocas veces se llevan la mejor tajada del firmamento más inmediato.
En el tercer milenio de nuestra era, con tanta Tele, tanta autopista de asfalto y virtual y tanta prensa escrita, digital..y prensadora de todo lo prensable; hasta un gruero se lanza - ¿ de la grúa ? - con un par de decálogos de factura propia bajo el brazo, y hasta un guajiro se atreve con variaciones de Romancero, pero no es mi caso – me atrevo pero no soy guajiro..ni gruero en caída libre - . Yo me limito, in cold blood , a mantener la cabeza sobre los hombros, porque lo exige mi caso, la querella, el litigio legal en demanda de mis derechos sobre la última parte de Harry Potter.
Pausa aquí. ¿La querella ? ¿ Litigio legal ? ¿La cabeza sobre los hombros ?..¿ mi caso ? ¿ Cual era ese ?
(1) San Juan de la Cruz