Al pairo.
Una clepsidra calando el
tiempo gota a gota. Un sicomoro lezamiano
bajo el cual sentarse a leer una carta. Clepsidra o sicomoro; no es la imagen inscrita
al objeto ni su contexto lo que realza la sentencia. La poiesis, su alumbramiento, está en la cobertura oral, en el tamiz auditivo
que recubre la secuencia de signos, en los pliegues silábicos que como un hule
revestido de cera formarán las palabras. Y vuelvo atrás, a ese vapor en slow motion que me permite caldear en el
éter cada vocablo: C-l-e-p-s-i-d-r-a, s-i-c-o-m-o-r-o. (De mi libro “Cuerpos
de racha”)
No hay comentarios:
Publicar un comentario