Suicidas atemporales.
Hace unos días leí algunos textos de Pablo
Escobar y pensé entonces en el catálogo de suicidas que alimenta la poesía cubana:
Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, José Martí y Carlos Pío (ambos disfrazando de
patriotismo el suicidio), René López, Hugo Ania Mercier, Luís Marimón Tápanes, Raúl
Hernández Novás, Juan Francisco Pulido, Jesús Manuel Suarez Estrada (la lista
es más extensa) Gente que se aplicó con rigor, mientras no fue insoportable el
peso de la carga, a aquellos versos del propio José Martí: Yo te quiero, verso
amigo/porque cuando siento el pecho/ya muy cargado y desecho,/parto la carga
contigo. Gente que dejó, por mano propia, en algún lugar el cuerpo. Pero la
poesía sigue en pié. Bajo estas líneas un texto de Raúl Hernández Novás.
IV
El que ibas a ser está esperándote.¿Qué le dirás, ahora que has crecido?
¿Qué dirás cuando mida tu estatura?
Ibas a ser astrónomo, guardián
de las nubes y sus blancos castillos.
El que ibas a ser está esperándote.
Alta la mano admonitoria. seca
la mirada de juez que nada ignora.
Ahora mismo tienes que acudir
a la cita. Sin duda no has crecido.
Eres aquel que iba a ser marinero,
héroe, payaso, domador de fieras,
mago con una rosa, equilibrista.
Todo, menos la estatura del árbol
que hacia el río se inclina para dejar un fruto,
El que ibas a ser está esperándote.
Habrás de caminar para encontrarlo.
Sea leve tu tránsito, sea leve.
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