sábado, 31 de agosto de 2013

Me gusta que no me gusta.


 
Me gusta que no me gusta.

      Mario Benedetti, un uruguayo cuyo mérito en vida consistió en demostrar, con sus constantes ataques,  que la literatura posee un poder de supervivencia descomunal, alguna vez  escribió este coctel molotov: me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas…y por ahí. Parece que eso de referirse al tipo de gente que nos gusta es asunto viral. Jack Kerouac, el líder evangélico de la Generación Beat y de aquellos desaliñados beatniks que abrieron el paso al movimiento hippie y a la revolución sexual, en su novela En el camino, escribió: (…) la única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde…y por ahí, también. Aunque el yanqui , en obra, parece más apegado a la dignidad literaria, creo que en algún momento se dio la mano con Benedetti . Nadie es perfecto. No me apunto en el bando de los vibradores ni de los que se carbonizan. Paso con ficha.     

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