La guardarraya y la nube de polvo.
La verdad suele semejar una
guardarraya, una en la que en algún momento el polvo del camino nubló de tal
forma el horizonte que no dejó más remedio que acudir al título nobiliario de
sapiens para, acaso inconscientemente, fabricar un mundo posible al otro lado
de la nube de polvo. Sucede que siempre hay ocasión para rebasar el nimbo. El
drama llega cuando superamos la nube y encontramos al otro lado un mundo que no
coincide con el imaginado. En ese caso hay dos caminos: o aceptamos la realidad,
o fabricamos otra nube, una que nos permita seguir creando mundos que no son
tales. Si después de leer este enlace, algo que no forma parte de su
verdad, ni de la mía, sino que se digiere acaso como un objeto inamovible, como
una piedra, pretende usted alegar la presencia de otra nube, sepa que también deberá
reinventar la realidad del otro lado.
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