La única frase
convincente.
En estos últimos días
algún que otro escándalo bananero se ha destapado por acá. Los motivos: algo
que se me escapa relacionado con no sé qué cosa de una carretera, el viaje de
Obama y un vuelo a Perú de la presidenta de la república, supuestamente en el
avión de un narcotraficante. Partiendo de ese trío de ases, la ejercitación
constante y tumultuaria de las cuerdas vocales en sitios públicos ha tomado
magnitudes dantescas, diría yo por el aquello de la Divina Comedia. El caso es
que el revolico me ha hecho desempolvar unas palabras escritas por Virgilio
Piñera en su novela Pequeñas maniobras:
en medio de sus rugidos y de sus espumarajos de rabia pronuncian frases
inconexas: “derechos conculcados”, atropello sin nombre”, “morirse de hambre”,
acusaremos”, “mataremos”, “moriremos”. Bien dicho: moriremos. Es la única frase
que me convence.
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