Huelga de médicos en Costa Rica: cólico miserere.(Recuento)
Un año ha pasado
desde que los médicos se fueron en tropa a la huelga, aquí, en Costa Rica.
Pedían aumento salarial del 5%, y vacaciones que al comienzo de la juerga
enmascararon con el sobrenombre “profilácticas”. Luego, en las negociaciones,
dijeron que no, que querían más vacaciones, pero hawaianas. Ambas propuestas penetrantes
fueron validadas. Y al Estado se la metieron por donde más le duele, sin
vaselina, para que sufra – y soporte – la carga mientras pueda. Recuerdo haber
visto en la tele de aquellos días la imagen de una caterva de mercachifles de
blanca bata que avanzaba por la Avenida Segunda de San José con una enorme
pancarta por estandarte en la que se leía: derechos
sagrados la patria nos da (fragmento del Himno Patriótico del 15 de
setiembre, Independence Day de la comarca) Me cuestioné entonces qué sagrados
derechos invocarían ellos: el derecho a ser arrogantes, el derecho a colocar
sus intereses personales un kilómetro largo por delante de la noble profesión
que ofendían (y ofenden), el derecho a obtener prebendas a cualquier precio,
incluso al precio de una vida humana, al precio alto que representó desatender
la salud de los estratos sociales más humildes del pueblo, que fue, en
definitiva, a quien se tomó como rehén; el derecho a buscarse un par de gangas extra
que les permitiera subir de la tropósfera a la estratósfera – capaz
atmosféricas en las que no vive, en este país, ningún otro gremio de asalariados
– con el soporte de la ley del mayor esfuerzo, del mayor esfuerzo al patalear y
protestar para arrimarse las gangas. De los deberes de los huelguistas no había
que hablar, ese tema que lo tocaran otros. Días después leí en La Nación que la
Organización Internacional del Trabajo (OIT) había declarado la huelga como ilegítima,
ilegal, porque implicó el abandono de funciones laborales relacionadas con la
salud y la vida humanas. Más de 600 médicos, con los anestesiólogos a la
vanguardia, se incorporaron al despelote. Casi 3000 cirugías y 20 000 citas se
cancelaron durante las semanas que duró el asueto. Un anciano, ya en ingreso, falleció
por falta de atenciones. Recuerdo también haber leído en La Nación, que todos
los médicos que se sumaron a la huelga/juerga, en abandono de funciones
relacionadas con la atención a pacientes, serían severamente sancionados. ¿Algo
ha sucedido? ¿Alguien se ha enterado por alternativa vía – el entorno mediático oficial refresca la
temperatura sobre el tema con prolongada sombra – de que haya sido sancionado
por aquel argumento de la OIT, al menos uno entre los cientos de médicos que al
jaleo se sumaron? Lo más lejos que ha llegado el asunto es a la confirmación de
la ilegalidad de la huelga por el Juzgado de Trabajo del 2do Circuito Judicial
de San José. Y se dice que la Caja Costarricense del Seguro Social alista
rebaja salarial para aquellos usureros, negociantes callejeros con estetoscopio
por cadena al cuello. Se dice, así,
impersonalmente, y eso es todo. Hasta ahí las posibles sanciones. El día que
los médicos se lanzaron a la calle invocando esos derechos sagrados que, según sindical
interpelación, la patria les da; de haber podido yo, habría salido a confrontar
la turba con otra pancarta, y unas palabras de José Martí estampadas en ella: cuanto me amenaza la patria me pone a
temblar, y sólo gozo con lo que la honra y asegura. La patria es ara y no
pedestal.
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