La Habana: un Mc
Donald´s en “La pelota” de 23 y 12.
Si el padre de Fidel
Castro no hubiera aceptado ir a Cuba – última Guerra de Independencia (1895 –
1898) – sustituyendo por una bolsa con
cuatro pesetas al joven que a filas había sido llamado para engordar el famélico
ejército español de ese momento, quizá ahora mismo estaría yo, pedestre como
siempre he sido en mis gustos nutricionales, sentado en La Habana en el Mc Donald´s
de 23 y 12. Porque, a no dudarlo, en “La pelota” de 23 y 12 habría un Mc
Donald´s. Pero la historia todavía no lo quiere así. En fin, que al Ángel caído
Castro se le ocurrió la pésima idea de aceptar el dinero sustitutivo de un
hombre por otro, y tras una sucesión de fatales acontecimientos (incluir repercusiones
del aleteo de una mariposa en las estribaciones del Everest), heme aquí sentado
en foráneo Mc Donald´s hasta tanto se resuelva el asunto de “La pelota”.
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