miércoles, 12 de septiembre de 2012



Hasta Santiago a pie.
           El tren que cubre el tramo, de drama y tramoya, entre Bayamo y Santiago de Cuba (en el Oriente cubano, para el lector no nativo)  se parece al cucarachón en que se convirtió Gregorio Samsa. Si Franz Kafka hubiera visto y vivido lo que yo en Cuba unos años atrás, probablemente no habría sido un tipejo ahí, maquinal, enajenado, el protagonista d su Metamorfosis; probablemente habría sido un tren isleño, de aquellos que todavía moribundean  en la antilla mayor. Un tren que se transforma como los transformers, pero en un bicho más feo, digamos que se nos vuelve un cienpíes, una viuda negra, un guarismo inabarcable, un pulpo, una medusa, un escarabajo, una araña pelu´a pero de hierro y pintada de óxido rojo. Un tren, en fin, como este, que va haciendo revolución a la cubana, juntando drama y tramoya entre Bayamo y Santiago de Cuba, mientras avanza su novelera historia.

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