Hasta Santiago a pie.
El tren que cubre el tramo, de drama
y tramoya, entre Bayamo y Santiago de Cuba (en el Oriente cubano, para el
lector no nativo) se parece al
cucarachón en que se convirtió Gregorio Samsa. Si Franz Kafka hubiera visto y
vivido lo que yo en Cuba unos años atrás, probablemente no habría sido un tipejo ahí, maquinal, enajenado,
el protagonista d su Metamorfosis; probablemente habría sido un tren isleño, de
aquellos que todavía moribundean en la antilla mayor. Un tren que se transforma
como los transformers, pero en un
bicho más feo, digamos que se nos vuelve un cienpíes, una viuda negra, un
guarismo inabarcable, un pulpo, una medusa, un escarabajo, una araña pelu´a pero
de hierro y pintada de óxido rojo. Un tren, en fin, como este, que va haciendo
revolución a la cubana, juntando drama y tramoya entre Bayamo y Santiago de Cuba, mientras avanza su novelera historia.
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