Literatura entre
barrotes.
En 1999 Jorge Ángel Pérez terminó
de escribir la novela El paseante Cándido. En el año 2000 El paseante se llevó
el cándido Premio de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). Era el año de los ángeles. El libro de cuentos
Los hijos que nadie quiso, del serafín Santiesteban, cargaba con el Premio
Alejo Carpentier. Entre otros, la vida en la cárcel como tema, en ambos libros.
Los horrores de un sub mundo donde la condición humana queda en entredicho.
Mejor por una milla larga el trazo de Ángel Santiesteban, sobre todo por el
cuento La puerca. El capítulo carcelario de El paseante Cándido no marca
diferencia con el resto de la novela porque el libro completo es un escenario sin
palcos para el aplauso. Una recta más larga y monótona que el tramo Florida-Camagüey
de la Carretera Central de Cuba. No obstante en 2002 El Paseante ganó el Premio
italiano Grinzane Cavour; lance que años atrás favoreciera a escritores de
calibre magnum: Gunther Grass, José Saramago, Adolfo Bioy Cáceres, Carlos
Fuentes, Mario Vargas Llosa. Vaya usted a saber cómo el Cándido habanero llegó
hasta ahí. Tal vez gustaron en la vieja vejiga Roma las constantes referencias
grecolatinas de la novela. Me encanta
que haya tenido tan buena recepción de público y crítica, sin que estuviera hecha
con resortes comerciales, dijo Jorge Ángel Pérez de su novela. ¿Sin que
estuviera hecha con qué? ¿Quién se lo cree? Todos los flashes mediáticos de
comienzos de siglo para J.A.P y sin embargo, de media tabla hacia abajo el
average de El paseante Cándido. Los hijos que nadie quiso son una prole que cualquier
escritor quisiera tener.
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