A RUDA METRALLA HE DE HALLARTE MADURA...musa mía.
Juan José Arreola fue un escritor que se definió primero como ajedrecista y después como cualquier cosa. El mexicano nunca delimitó la especie en la que hacemos quórum con los términos biológico y social homo sapiens u homo fáber que usualmente utiliza la nomenclatura científica. Quizá porque tampoco creyó en la sentencia latina homo faber suae quisque fortunae, el azteca nos concretó en un loable homo ludens. Autor de cuentos memorables (El guardagujas, Monólogo del insumiso, Mujer amaestrada, In Memoriam y algunas otras decenas de relatos cortos y no tanto) Juan José Arreola escribió también algunos palíndromos interesantes. Fue un escritor atípico sobre todo por tres cosas filosóficamente incompatibles con las guardarrayas existenciales y los derroteros carnales del gremio al que perteneció: era amante de las ecuaciones matemáticas, de los enredos de la física (De balística) y de una sola mujer, al menos para el ojo público. Aquí debajo algunos palíndromos de su libro Palíndromas, que también así puede escribirse la palabra de los textos escritos y leídos “de alante´pa trá y de atrás pa´lante”. Los textos que desandan lo andado, para decirlo a la manera de los antiguos griegos. A esto le llamo yo a-m-o-r al a-r-o-m-a literario, ¿no lo crees tú: a-t-e-o p-o-e-t-a? Recuerda siempre que es a-r-te la l-e-t-r-a.
Are cada Venus su nevada cera.
Sofía Daífos a Selene Peneles:
Se van Sal acá tía Naves Argelao es ido Odiseo alégrase
Van a Ítaca las naves.
Adán, sé ave, Eva es nada.
…eres o no eres… seré o no seré…
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