Viernes negro.
Sé que ahora mismo la
marea respira sobre la nunca de esa marca que un día descorché a un costado del
pilote, que voy y vengo hasta allí pero nadie sabe a dónde, que condeno al
ostracismo la piedra que al mar lanzo cada viernes allí, que quizá algún día en una corta parábola de viernes nos condenemos juntos la piedra y yo.
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