Octubre 1962, octubre
2013: el mismo perro, y el mismo collar.
Para definir una
conducta ideológica, de principios, medianamente coherente, medianamente sana, medianamente
objetiva (si fuera eso posible) es necesario marcarle más que un par de décadas
al almanaque, digo yo. Hay que vivir, hay que meterse en la historia, pero de
cabeza; hay que experimentar en propia piel y sin referencias de segunda mano los
avatares existenciales, la manera en que, en fin, discurre la vida en orillas
tan distantes como por ejemplo Cuba y el mundo real. A propósito de la Crisis de
octubre, o de los misiles, o del último gran amago de despelote mundial: 15-28
de octubre de 1962 – con Cuba como carne de cañón – unas palabras de dos
implicados en el asunto. ¿Cómo medir en una escala los niveles de
irresponsabilidad y desprecio al homo
sapiens que mostró este par de ególatras?
Carta de Fidel Castro a Nikita Jruschov. 27 de octubre de 1962. (Fragmentos)
Si los misiles hubiesen
permanecido en Cuba, nosotros los habríamos usado contra el propio corazón de
los Estados Unidos, incluyendo la ciudad de Nueva York, en nuestra defensa
contra la agresión. (…) Nosotros marcharemos hacia la victoria aun si ello cuesta
millones de víctimas en una guerra atómica.
Ernesto
(Che) Guevara en entrevista concedida a San Russel, corresponsal del Daily Worker en La Habana. 29 de noviembre de 1962.
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