El ditirambo que termina en el culo de una yegua.
Murió Neil Armstrong.
Apenas a una semana corta de ausencia y todavía con los gusanos medio famélicos
sobre la piel, ya se abalanza la tropa de tendencia siniestra contra la
herencia del hombre. Tú sabes que Neil
Armstrong fue un asesino, fue el primer banderín que le colgó a la giba de
la charla un vecino y viejo militante de causas perdidas cuando le dije que el
astronauta había muerto. El tipo tiene apenas unos años más de los que puedo
contar yo - conclusión -, el desatino no es consecuencia directa de la chochera,
supongo. En 1950 Neil Armstrong estuvo
en la guerra de Corea, allá cumplió, como piloto, más de 70 misiones aéreas, la
mayoría misiones de combate. Le respondo al vecino que es probable que algún
cuerpo coreano, o dos o 100, quedaran desmembrados por la metralla o las bombas
que lanzó Neil Armstrong, pero que en todo caso el tipo no secuestró un avión
en los Estados Unidos y dio lo que habría sido su primogénito viaje de circunvolución terrestre para rabiosamente lanzarse contra
la anatomía de los habitantes de la remota península. Era una guerra oficial
entre dos países, y el hombre, un simple soldado. Le digo que Fidel Castro es
un asesino en serie, que ha estado desmembrando cuerpos mucho antes de 1959, que
son harto conocidos los métodos terroristas que utilizó el movimiento 26 de
julio y que además, no fue a la luna. Para matar a un sicario batistiano los intrépidos guerreros, todavía lampiños, del M/26/7 eran capaces de colocar una bomba en
un lugar público, incluso en un lugar de congregación, y también eran capaces, dada la corta edad, de dejarse el culo caga´o. El hombre no me cree,
dice que miento. Le suelto que fue Fidel Castro quien envió cientos de miles de
cubanos a inmolarse ¿a santo de qué? al África, e incluso al Medio Oriente. Le
digo que Fidel Castro primero engaveta y después se hace el de la vista gorda
cuando en prisión matan, lo mismo de hambre que a patadas, a quien tenga
timbales para oponérsele a cara descubierta. El tipo no me cree, dice, por
segunda vez, que miento. Según él, íbamos al África porque el deber llamaba,
porque queríamos ir, dice que la gente en Cuba no se queja, no hace huelgas,
porque todo el mundo está con Fidel, que la gente "allá" se limpia el culo con periódicos porque donde se ha visto que donde hay un ojo no puede haber también un lector, y que quienes van a prisión son agentes de
la CIA. Lo clásico: ¿cuál es el colombiano que no es narcotraficante?¿Cuál es
el dominicano que no es pelotero?¿Cuál es el cubano que se opone a la doctrina
del pan con galleta y no es un mercenario, un agente a sueldo de la CIA? Primero se desploman los EE.UU que la
revolución cubana, soltó el hombrete. ¿Apostamos?, invité yo, aceptó el
vecino. Para guinda del pastel añadió: Fidel
Castro es un hombre bueno. La postura – de gallina – , intransigente,
equívoca, de este vecino alienígena, me recuerda una entrevista que sostuvieron
en los EE.UU, a comienzos de los años 60, el escritor norteamericano Waldo
Frank y el periodista francés Leo Sauvage. Sin datos, apenas porque sí, porque
quería tragarse la guayaba sin agua, Waldo Frank le dio idéntica respuesta a
Leo Sauvage: Fidel Castro es un hombre
bueno. El francés le demostró con datos, con cifras tomadas de reportes del
propio gobierno cubano, que se equivocaba. Pero Waldo Frank se mantuvo
inmutable: no estoy al tanto de esos
datos, lo único que sé es que es un
hombre bueno. Es obvio que los argumentos de algunos sapiens se aferran
menos a la demostración que a la intuición de corte religioso-sexual o canino-sexual, según el género: es decir
que simplemente creen en algo porque les sale de sus santos cojones o de su perra "chocha" (vulva para el lector no nativo), aunque la
realidad demuestre otra cosa. Cuando Neil Armstrong era un niño solía jugar
beisbol en el patio de su casa. Una mañana la pelota rebasó las cercas y cayó
bajo la ventana de unos vecinos, los Gorsky, inmigrantes rusos. Al recoger
la pelota Neil escuchó que la señora Gorsky le decía al esposo: ¿Quieres sexo oral? Tendrás sexo oral cuando
ese niño vaya a la Luna. Neil Armstrong fue a la luna. A su regreso le deseó
suerte al señor Gorsky en la empresa. Yo tengo fe en que el futuro finalmente
llegará, más temprano que tarde, a Cuba. Por tanto, espero ganar mi apuesta,
así es que ya estoy buscando la yegua a la que mi vecino deberá besarle el
culo.
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