Arañazos en una piedra.
Se fueron 2000 años y un poco más – se dice rápido – desde que el romano Quintus Horatius Flaccus (65 a.c – 8 a.c), Horacio para nosotros, la plebe, escribiera su Aurea Mediocritas, su Carpe Diem, su Beatus Ille. No alcanzaría toda la celulosa que pueda sacarse de la Amazonia y selvas colindantes para foliar en tomos de enciclopedia el diluvio interminable de acontecimientos – de toda traza – que desde entonces abotarga al tercer planeta del Sistema Solar. Colisionaron estrellas, cayeron imperios, se formaron repúblicas, bolsas de valores y cometas quebraron tranquilidades y firmamentos, escuelas filosóficas mostraron(se) dientes y nalgas, epidemias y guerras devastaron, tiranías nacieron/patearon/patalearon/se desplomaron, sistemas de integración se desintegraron, llegamos a la Luna y regresamos, las eyaculaciones se retardaron, lo orgasmos se multiplicaron. La lista es interminable, mi tiempo breve; eterno el de Horacio.
AUREA MEDIOCRITAS (Mediocridad dorada)
Vivirás mejor, Licinio, si no te adentras
siempre en alta mar ni, por miedo a las tormentas,
te aproximas demasiado a la costa.
Los que prefieren la mediocridad dorada
encontrarán abrigo y se hallarán a salvo
del precario techo en ruinas y de la envidia de los salones.
Al pino muy alto el viento lo sacude más;
la torre elevada se derrumba con estruendo;
el rayo alcanza las cumbres más altas de las montañas.
En los desastres, el carácter bien dispuesto espera,
y en la bonanza se prepara para el cambio de suerte.
Es natural que un inverno duro llegue y se vaya.
Lo malo no perdura.
Apolo tensa unas veces el arco de la guerra,
pero otras empuña su cítara para despertar a la música.
Sé valiente y alegre en la adversidad,
pero cuando el viento sopla demasiado favorable
el sabio se apresta a recoger las velas.
CARPE DIEM
No busques el final que a ti o a mí nos tienen reservado los dioses/ (que por otra parte es sacrilegio saberlo), oh Leuconoé, /y no te dediques a investigar los cálculos de los astrólogos babilonios/. ¡Vale más sufrir lo que sea!/ Puede ser que Júpiter te conceda varios inviernos,/ o puede ser que éste, que ahora golpea al mar Tirreno/ contra las rocas de los acantilados, /sea el último;/ pero tú has de ser sabia, y, mientras, filtra el vino/ y olvídate del breve tiempo que queda/ amparándote en la larga esperanza. /Mientras estamos hablando, he aquí que el tiempo, envidioso, se nos escapa: /aprovecha el día de hoy, y no pongas de ninguna manera tu fe ni tu esperanza en el día de mañana.
¿TE acuerdas de Maribel allá en San José? TAlleres literarios, etc. Me dicen que está en la Universidad de Costa Rica, quizás la puedas contactar. Te odio, pero escribes muy bien...
ResponderEliminarAnónimo, Maribel Jimenez está en Sto Domingo, Rep.Dominicana..pero igual agradezco tu buena intención...
ResponderEliminarOye: ¿no será q odias no poder odiarme?
Saludos...y ándale mi cuate !!