¿Convidado de piedra o visitante de piedra?
Entre el 28 de agosto y el 5 de setiembre del mes en curso, discurrió la XI Feria Internacional del Libro. Costa Rica 2010. Además de transitar el intervalo con una carga de libros, funcionarios y lectores en su vientre, el excelente recinto ferial se dedicó – recordemos época del año – a escurrir el agua de los constantes aguaceros que su fachada y techumbre cortejaron. Días hubo en los que el número de visitantes a la Feria Agropecuaria del cantón donde vivo triplicó la cifra de los que se encomendaron a la aventura de leer en el amplio galpón de la Antigua Aduana, y no obstante, la Feria del Libro dejó un sabor de sobria dignidad. No olvidemos que leer y comprar libros no es asunto de multitudes. Cuba fue el “País invitado de honor”, pero a juzgar por la intensidad con la que el anfitrión y el régimen comunista defienden su alejamiento, el invitado bien pudo ser de piedra. Las dimensiones del stand isleño y la pobreza editorial de sus anaqueles tampoco dijeron mucho sobre la voluntad de acercamiento de las autoridades del archipiélago antillano. Al parecer el convidado intuyó su rocosa naturaleza. Si la mala política fuera literatura, los libros sobre Fidel Castro y lo que a estas alturas de humanidad como eufemismo se apoda Revolución Cubana, tendrían, al menos, algún valor estético. Pero mala política no es literatura y estética y ética no son términos a tomar en cuenta por aquellos que allá en La Habana, amurallados en el colonialismo del Instituto Cubano del Libro y su involutiva Cámara, y sobre todo, en el funcionalismo – arquitectónico – disfuncional del Palacio de la Revolución, deciden cual es el prehistórico paquetazo que se envía a las Ferias del Libro. A la de San Cristóbal de La Habana o a la de San José de Costa Rica, que la maleta viaja con los mamotretos de siempre a cualquier lugar del universo y el desgaste ideológico acapara medio pabellón por derecho impropio.
Puede leer el artículo completo en El Centroamericano.
la feria del libro fue genial si , despues de ver el anuncio por tele y saber que mi pais tenia el puesto honorifico , fui , concuerdo contigo , de lo que realmente queria , nada encontre , tampoco voy a decir que me regrese sin nada , escudriñando paso por mis manos un folleto pequeño de la antologia poetica de Nicolas Guillen en 500 colones POR FAVOR, los precios iban dependiendo de la caratula y lo que llevara impreso , un recetario de cocina , una bandera enorme y otros mas que me traje que aun no he leido , cuba pudo dar mas que la miseria de libros empolvados que trajo , pero aun asi fue un espacio de nosotros los cubanos omitiendo la parte politica , lastima las dos personas coterraneos nuestros que lo tenian todos los dias de 7 a 7 sin tiempo ni para comer , sin tiempo y sin plata para comprar , (no lo imagine , me lo dijeron).
ResponderEliminarAnónimo,
ResponderEliminarlas limitaciones, digamos, "adquisitivas", d los escritores compatriotas q x acá estuvieron en el Stand cubano d la Feria, son el reflejo d la miseria material d nuestra querida ínsula...imagínat tú q ellos trajeron practicamente bajo el brazo algunos d sus propios libros para venderlos "x la izquierda", y así poder hacer unos pesos extra...no los culpo d nada...yo también actuaría d esa manera en situación semejante..
Saludos y no pierda la ruta..