jueves, 30 de julio de 2009



Construyendo Deconstruyendo…

El Convento de Mafra, en la ciudad homónima de Portugal, fue inaugurado el día de mi cumpleaños 240 años antes de mi nacimiento, por lo que a nadie – por el aquello de matar 2 pájaros de un tiro – se le ocurrió invitarme a la celebración. Tomando en cuenta la época del suceso, 13 años de construcción parece un tiempo breve. Este blog lleva por nombre el título de mi segundo libro de poesía: Deconstruyendo mi herencia, aún en preparación y al paso que voy, no es mucho el tiempo que me falta para superar el record del Convento de Mafra. Quizá para un Convento dieciochesco, y por añadidura, de las magnitudes de aquel, 13 años de brega constructiva se cuenten como pestañazo. Pero un lustro de agonía poética para un Don Polvo de Estrellas como yo, es una cifra tal vez considerable. 5 años llevo pasándole la mano o los pies por encima al cuaderno, según el día. Tampoco me apura demasiado publicar. Mi primer libro demoró unos 7 años para respirar sobre celulosa, fueron apenas 30 poemas y justo el día antes de entregarlo – después de haberlo estructurado durante semanas, celosamente y con la ayuda del editor – me atacó un nuevo germen de incertidumbre: revolví todos los textos sobre la mesa, encuadré las páginas del nuevo desorden, y ahí está el libro desde el 2001. Este segundo poemario va por 20 poemas: 4 poemas por año, si no es un record es un tremendo average, más lento que eso, quizá una jicotea caminando. Pueden creerlo o no, pero también estoy escribiendo una novela, comencé hace 4 o 5 meses y no rebaso las 15 cuartillas. Para ser fiel a mi estilo pienso publicarla póstumamente. Mientras tanto, Deconstruyendo mi herencia sigue con los andamios puestos; aún con las puertas y las ventanas sin desconchar los marcos, y aún cuando el edificio sigue con su flemático movimiento deconstructivo, ya coloqué la talanquera del fondo, y es esta:

Me alejo/ pero es de mí.

domingo, 26 de julio de 2009



Hasta la victrola siempre ¡!

El ditirambo – mitad improvisación, mitad versión taquigráfica del Concilio Tropical de Trento, o de Vento, lo mismo da – retocado con pintura de agua en temporada ciclónica y escupido por Raúl Castro este 26 de Julio; una vez más lastimó el oído de los presentes y de la teleaudiencia nacional y mundial. La ciudad/ela cubana de Holguín tuvo la inmensa desdicha, el enorme infortunio de verse forzada a cargar este año con semejante muerto sin enterrar. El Segundón en Jefe apenas comenzaba el palabreo cuando inesperadamente esbozó en su dibujito verbal una pincelada que aderezó el pastiche con increíble enfoque hiperrealista: “… estoy seguro que ninguno de ustedes me puede ver, verán si acaso una sombra, ese soy yo”. Esoterismo incluido, ha sido la única vez en la historia patria que una sombra mereció los aplausos que le tributaron. La inminente sofocación estival debió ser el detonante que ayudó a recordar al heredero dinástico Tinieblas, que en esta vida no todo es aire acondicionado y la Oscuridad también puede nacer en tierra caliente. Por enésima vez, la intención de conectar la perorata con “el más allá”, quedo encuera en la letanía que inauguró el espejismo líquido sobre carretera hirviente: “Combatientes del 26 de Julio de 1953, del Ejército Rebelde, la lucha clandestina…”. Era evidente que Raúl Castro, la sombra, según su propia definición, haciendo alarde de concentración mental, se acoplaba en ese instante, metiendo cuerpo y corazón, al túnel que lo llevaría al trance sicológico profundo, única variante posible para enchufarse con seres que a estas alturas de humanidad – Siglo XXI y Tercer Milenio de la Era Moderna – ya descansan en la orilla del polvo aunque algún que otro resto permanezca insepulto. Con las manos firmes sobre la bola mágica, las palabrejas siguientes, que dichas ya en estado catatónico le sirvieron para engordar el mamotreto veraniego, dejaron en el estómago de la concurrencia un salto de duda: “ …familiares de los caídos…”, ladró el verdugo y cualquiera pudo especular; ¿de los caídos de rodillas ante la Dictadura? De ahí en lo adelante, hacia los costados u otra vez en reversa hasta el comienzo de la arenga, más de lo mismo con lo mismo: breves porciones de la cicuta en hojitas de coca con forma de cucharitas de postre; pues es necesario que la víctima – el pueblo cubano – siga drogada el tiempo suficiente como para permitirle a la sombra y nubes aledañas desparramarse sin sobresaltos sobre la tierra que infelizmente los vio nacer.

viernes, 24 de julio de 2009




Futuro

Cada surco en la piel será una ruta de acceso, un camino sin regreso y de retorno a las riberas del ocaso. Cada hueco heredero de un antiguo diente será un nuevo jalón hacia la nada. La mirada ya sin luz será el espejo del iris. La savia seca, cuarteada, de los labios, se tragará la carne a grietas. Como maligno hueco negro sideral en epidermis propia, succionaré mi vida, impotente, sin desearlo; y cual remiendos oscilarán al viento las hebras desteñidas de mi pelo y de mi pensamiento. Cada mancha en la tez, cada nuevo síntoma de colgajos ocupando el espacio de lo que antes fuera la tersura del cuello, de los brazos, y de mi cuerpo todo, será una huella sólida de la cercana evidencia del hasta siempre y la repatriación al polvo. Laxitud será lo que antes fue virilidad, el abandono ocupará el espacio de antiguas compañías. Un olor a objeto antiguo envolverá mi atuendo, se pondrá el tiempo amarillo sobre mi fotografía(1) y entonces ya estaré listo para comenzar el viaje a la utopía.

(1) Miguel Hernandez

domingo, 19 de julio de 2009




Consejos ¿inútiles?

Detenerse a soñar más de lo tolerable, más de lo asimilable por el razonamiento promedio. Crear mundos inexistentes, personales reacciones en cuerpos ajenos que solo en cerebro propio pudieran tener lugar. Hacer el bien o hacer el mal. Ofrecer el mejor semblante que no devuelven, dar garantías sin recibirlas, desdoblarse ante quienes no lo hacen y con frecuencia pensar en la prolongada etapa que espera más allá del tiempo de permanencia sobre la superficie. Disfrutar frente al mar en mangas largas, sufrir los veranos. Preferir, por una milla larga de ventaja, los gatos a los perros, los autos hatchback a los sedanes, la luna a media noche que el sol a mediodía. Alguna que otra vez sentir deseos de matar, otras de morir. Asimilar las calles y el gentío como un enorme montaje de atrezo. Reír con dolor. Ser ateo, creer en Dios, perder la fe y recuperarla. Dormir de día, atravesar el rastro de la noche y la madrugada, caminar bajo el crepúsculo y el poniente, soltar amarras, descifrar códigos inexistentes, desechar patrones, profundizar en la Geopolítica, la Astronomía y la evidencia OVNI. Suicidarse para reencarnar en uno mismo.