Construyendo Deconstruyendo…
El Convento de Mafra, en la ciudad homónima de Portugal, fue inaugurado el día de mi cumpleaños 240 años antes de mi nacimiento, por lo que a nadie – por el aquello de matar 2 pájaros de un tiro – se le ocurrió invitarme a la celebración. Tomando en cuenta la época del suceso, 13 años de construcción parece un tiempo breve. Este blog lleva por nombre el título de mi segundo libro de poesía: Deconstruyendo mi herencia, aún en preparación y al paso que voy, no es mucho el tiempo que me falta para superar el record del Convento de Mafra. Quizá para un Convento dieciochesco, y por añadidura, de las magnitudes de aquel, 13 años de brega constructiva se cuenten como pestañazo. Pero un lustro de agonía poética para un Don Polvo de Estrellas como yo, es una cifra tal vez considerable. 5 años llevo pasándole la mano o los pies por encima al cuaderno, según el día. Tampoco me apura demasiado publicar. Mi primer libro demoró unos 7 años para respirar sobre celulosa, fueron apenas 30 poemas y justo el día antes de entregarlo – después de haberlo estructurado durante semanas, celosamente y con la ayuda del editor – me atacó un nuevo germen de incertidumbre: revolví todos los textos sobre la mesa, encuadré las páginas del nuevo desorden, y ahí está el libro desde el 2001. Este segundo poemario va por 20 poemas: 4 poemas por año, si no es un record es un tremendo average, más lento que eso, quizá una jicotea caminando. Pueden creerlo o no, pero también estoy escribiendo una novela, comencé hace 4 o 5 meses y no rebaso las 15 cuartillas. Para ser fiel a mi estilo pienso publicarla póstumamente. Mientras tanto, Deconstruyendo mi herencia sigue con los andamios puestos; aún con las puertas y las ventanas sin desconchar los marcos, y aún cuando el edificio sigue con su flemático movimiento deconstructivo, ya coloqué la talanquera del fondo, y es esta:
Me alejo/ pero es de mí.