viernes, 8 de febrero de 2013

Para Don Jóse: mi último adiós.


Para Don Jóse: mi último adiós.
     
      Un par de días antes de irme a Cuba conversé con “Don Jóse”, Director, dueño del Cole donde trabajo, pero además: hombre, amigo. Hablamos de todo un poco, nos deseamos un feliz año. Un par de días después de mi regreso me entero de que ha muerto, un infarto masivo lo doblegó. 50 años, toda la vida por delante. La muerte es asunto vital, y asunto violento –aunque pacífica llegue – cuando quien muere es alguien, digamos, cercano. Y consuelo tendrá, si es que dolor siente por el que ha partido, aquel que en vidas no terrenales crea. Para mí, después de este no hay más pueblo, por tanto: consuelo nunca habrá. Parafraseando a Benedetti (mal poeta, buen ejemplo para lo que quiero decir) me gusta la gente que vibra. Don Jóse era de esos. Tuve la suerte de conocerlo y aunque no pueda escucharme, no puedo dejar que se marche sin despedirlo: hasta siempre Don Jóse, hombre, amigo.

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