viernes, 20 de abril de 2012

De empellones y otros vericuetos de la ciencia.


    
       De empellones y otros vericuetos de la ciencia.  

           La Asociación de Profesores de Segunda Enseñanza (APSE) convocó para ayer jueves a una huelga sindical en contra del gobierno. La protesta paralizó al 95% d los Colegios Públicos y provocó un tremendo congestionamiento y desorden vial en varias avenidas de San José. En otras provincias hubo manifestaciones similares y a la misma hora, convocadas también por la APSE. Por miles se contaron los denunciantes de cualquier cosa. Y es moda magisterial en este país ser un retórico y convencido militante de izquierdas. Así es que por miles debieron cuantificarse los siniestros socialistas protestantes. La policía montada y de tránsito colaboró en lo que pudo para que fuera la marcha lo más fluida posible. ¡La policía! El Ministerio de Educación, el Ministerio de Hacienda y el edificio de los Tribunales de Justicia, donde radica la Fiscalía general de la República, recibieron los ramalazos de los huelguistas. Decir que no hubo un solo herido sería cuestionar el espíritu democrático de este país porque no hubo ni siquiera un lesionado por tropezón imprevisto. Retenidos hubo dos. Una pareja de lesbianas que no tenían dinero suficiente para pagar las hamburguesas que pidieron en un establecimiento de Mc Donald´s cuando el hambre apretó. En una artesanal gigantografía elaborada por los paseantes podía leerse: “Renuncie carebarro o la cosa se le va a poner más peluda”. El aludido era Leonardo Garnier, Ministro de Educación. Carebarro es el equivalente local al descarado, al cara e´palo cubano. ¿Cuántas huelgas de este tipo podría convocar en Cuba ¡el emporio de los zurdos! este ejército de izquierda? ¿Cuál de ellos podría esgrimir tranquilamente, allá en la ínsula, un cartel, una pancarta con semejante leyenda? Cero, nulo, ninguno. Y no es que en la Cuba de hoy – el hoy en Cuba se cuenta por décadas, cincuenta y tres años, para abundar en detalles –  falten motivos para hacer una huelga de este perfil más otros. Es que el número de empellones, golpes y trancazos que en su cabeza y regiones aleatorias recibiría cada uno de los manifestantes y el número de años que después, ya en prisión, podrirían sus huesos, sería tan elevado que violentaría los flexibles márgenes de cualquier ecuación matemática. Y no hay país que camine sin matemáticas. Por tanto, en Cuba las cosas marchan mejor que aquí porque no se corren riesgos con desvaríos intelectuales que puedan estancar el avance de la ciencia.
En la foto: profesores y afiliados de APSE mientras avanzan en huelga por la Avenida 2da, en San José de Costa Rica.