domingo, 8 de julio de 2012

Muñecón de carnaval / Mascarón de proa.


Muñecón de carnaval / Mascarón de proa.
           Si las fiestas populares de La Habana fueran lo que fueron, los Guaracheros de Regla reclamarían a la República de Nicaragua la potestad sobre el artilugio (mitad cárnico, mitad textiles) que plásticamente encabeza estas líneas. Sería el Muñecón utópico de Carnaval, el monigote soñado durante décadas por los fundadores de la comparsa reglana, el estandarte ideal para abrir, delante de ellos, a ritmo de conga, la trocha del Malecón habanero. Pero aquel holgorio de carrozas, carne de cerdo asada, urea sobre asfalto, dotaciones a la intemperie y brillo de chavetas ya pasó a los anaqueles donde se empolvan, en la lánguida antilla, los libros de historia. Por tanto, reclamación e intento de extradición no habrá. Más allá de una ofensa constante – envuelta en trapos por tropos – a la poesía, es decir más allá de los cientos y cientos de lugares comunes resumidos en esta caterva de suspiros que brotan de sus aguerridas sienes y se eternizan en su frente ardiente, Rosario Murillo será el eterno Mascarón de proa de la canoa sandinista.

jueves, 5 de julio de 2012

Musculatura de la retrospectiva personal.



Musculatura de la retrospectiva personal.
       
           En ejercicio inconstante de retrospectiva, eventualmente vuelvo  los ojos al paisaje desandado para que el tiempo no me arrastre. Y me aquieta sentir que lo que fui seré, aunque me apoquen los años – si les llego – con los pliegues y los miasmas. La curvatura de la tierra sostiene mi parábola: el punto de partida será término, y será sentencia; el camino es uno y el mismo. Los dolores, los hedores y las penas, serán los de siempre. El regocijo y el gozo habrá que salir a buscarlos en los sitios habituales, y como siempre: para cebarlos, para no encontrarlos, para castrarlos, para catequizarlos después de todo y tanto, como placebos. Eventualmente vuelvo los ojos al paisaje desandado para que el tiempo no me arrastre igual que arrastra el viento la nota monocorde de un piano de atril empotrado a la tarima. Y me aquieta sentir que todavía me aferro a la costumbre de querer y dejar que me quieran.

domingo, 1 de julio de 2012

Eurocopa 2012. Olé Olé y Olé.



Eurocopa 2012. Olé Olé y Olé.
        
           Eurocopa 2012. Partido final en el Donbass Arena, en Donetsk, Ucrania. Sobre la grama del estadio dos equipos: uno de futbol, el otro de cualquier cosa. Uno baila y el otro patalea. Uno cautiva, el otro aburre. Uno despega, el otro se arrastra. Uno levita y el otro se entierra. Uno reparte el balón y anota los goles, el otro reparte pizzas. Uno se convierte en el usurero de los aplausos, las alabanzas; al otro le sobran los espacios en blanco del mutismo, la sonora cantaleta de los abucheos. Uno juega, el otro mira como se hace. España 4 – Italia 0. Olé, Olé y Olé.