martes, 15 de noviembre de 2011


Balompedicure II. España 2 - Costa Rica 2.

Ya es historia, infecunda y frecuente, el partido de futbol España vs Costa Rica. La masa cárnica – parafraseando a Eduardo del Llano – coreando en las gradas las consignas, los lemas de siempre; la tarde descorriendo su habitual cortina de agua, los jugadores convertidos en sopas verticales sobre la hierba sintética del Estadio Nacional, en San José. Los ibéricos con su constelación sobre la grama; los ticos plantándose bonito con sus asteroides. Y 2 x 0 gana la banda local en el minuto 88 de juego. Pero gana apenas en el terreno físico, porque en el campo mental nunca se lo creyeron, y por esa pitera se le escapó el encuentro. Ni en las gradas se tragaban el acontecimiento porque los cánticos de combate se transformaron con el tiempo y un ganchito en la paz de los sepulcros. Perplejos, cariacontecidos, los fanáticos comenzaron a devorar toneladas de uñas decenas de minutos antes que el reloj marcara los 88 minutos del juego. Minuto y medio, una mierdésima de tiempo para cantar victoria, para sentir el sabor a trascendencia que tiene la gloria, pero justo ahí llegó la flojera de piernas en el terreno y de esfínteres en todas partes. En fin, la debacle. España nos clavó un par de goles entre postrimerías y descuento; y Gloria es ahora apenas el nombre de una linda española que conocí hace varios años en Cuba. Aquí debajo “cuelgo” un fragmento del post que escribí el 19 de Agosto (Balompedicure). Después digo que soy vidente y me quieren crucificar en la hoguera por nigromante.



Cuando el team de aquí juega, uno siempre tiene la impresión que hay un sino venturoso de sentido opuesto. No importa cuál sea el rival de turno, campea hasta el minuto noventa la impresión de que nos va a ganar. Puede incluso la banda local ir arriba veinte a cero en el ochenta y nueve, que no por eso habrá sosiego en el bar y la tribuna; la claque presiente que la banda ajena les puede sembrar veintiún goles en el minuto noventa. El país se atasca cuando retoza La Sele. Si la tropa comienza perdiendo temprano, las apuestas en la barra y la tribuna se concentran en el número de goles que logrará el oponente. Si La Sele rompe primero el estambre, las apuestas intentan precisar el instante en que llegará la remontada del bloque foráneo.