viernes, 29 de enero de 2010



La historia al revés.

Página 31 A, sección Opinión, sábado 16 de enero de 2010, periódico La Nación de Costa Rica. La inquisición rediviva en el artículo Los ateos, pero esta vez con escalpelo y un mechero de esterilización para prender la leña, que el verdugo es un médico y el progreso no es cosa para mirar de soslayo. Por los bodrios que de este y otros pensadores improvisados se leen con frecuencia en La Nación de Costa Rica, me queda la impresión de que algunas columnas en Opinión están pidiendo a gritos más conocimientos y menos influencias. La arenga del Bajo Medioevo del señor Jaime Gutiérrez desconsuela no solo por sus deudas con la redacción y el estilo, sino además, y lo que es peor, por sus lagunas cognoscitivas, su rigidez mental, su intolerancia, su desprecio al prójimo no idólatra. ¡Apenas comienza el artículo, ya el hombre pretende estigmatizar y enfermar a los ateos! Al “señalar cosas de lo que padecen los ateos” – anote el desvarío de género y número – el señor Jaime Gutiérrez infiere que los no creyentes somos incapaces de argumentar el proceso de la creación ¿vegetal, humana, de hidrocarburos fósiles?, no detalla, y nos tacha de incoherentes. Con el mismo fervor que se aferra a su Biblia, parece creer que apretamos los ateos los libros que publican escritores no devotos, pero olvida que para los no creyentes el dogma no existe. El médico pretende sacralizar su criterio, petrificarlo y avivar la pira con argumentos que rozan el disparate desde la ambigüedad: “El Renacimiento y el Siglo de las Luces pudieron haber sido una época más ilusoria que real, aún más ilusoria que la época de la religión de la Edad Media que censuran”. El Renacimiento y la Ilustración pudieron haber sido eso en el impreciso criterio del galeno, pero no en la realidad concreta.


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