domingo, 29 de abril de 2012

Literatura entre barrotes.


                                           
  Literatura entre barrotes. 

           En 1999 Jorge Ángel Pérez terminó de escribir la novela El paseante Cándido. En el año 2000 El paseante se llevó el cándido Premio de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).  Era el año de los ángeles. El libro de cuentos Los hijos que nadie quiso, del serafín Santiesteban, cargaba con el Premio Alejo Carpentier. Entre otros, la vida en la cárcel como tema, en ambos libros. Los horrores de un sub mundo donde la condición humana queda en entredicho. Mejor por una milla larga el trazo de Ángel Santiesteban, sobre todo por el cuento La puerca. El capítulo carcelario de El paseante Cándido no marca diferencia con el resto de la novela porque el libro completo es un escenario sin palcos para el aplauso. Una recta más larga y monótona que el tramo Florida-Camagüey de la Carretera Central de Cuba. No obstante en 2002 El Paseante ganó el Premio italiano Grinzane Cavour; lance que años atrás favoreciera a escritores de calibre magnum: Gunther Grass, José Saramago, Adolfo Bioy Cáceres, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa. Vaya usted a saber cómo el Cándido habanero llegó hasta ahí. Tal vez gustaron en la vieja vejiga Roma las constantes referencias grecolatinas de la novela. Me encanta que haya tenido tan buena recepción de público y crítica, sin que estuviera hecha con resortes comerciales, dijo Jorge Ángel Pérez de su novela. ¿Sin que estuviera hecha con qué? ¿Quién se lo cree? Todos los flashes mediáticos de comienzos de siglo para J.A.P y sin embargo, de media tabla hacia abajo el average de El paseante Cándido. Los hijos que nadie quiso son una prole que cualquier escritor quisiera tener.

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